Marchitarse como una flor

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 Las frías ráfagas de viento que venían desde el mar entristecían aun más el ambiente que los rodeaba en el  gran comedor, ya habían pasado varios minutos desde la ultima noticia de Elefsina, aquella gran decisión tomada por su  toda poderosa señora;  pesar de la negativas de algunos de sus guerreros, envio al mando de aquella misión a su mano derecha Hydra. 

El frio no le molestaba, la temperatura podría ser mucho más baja a la que había  experimentado en aquel entonces, pero lo que realmente le molestaba eran sus manos aún lastimadas por la ultima batalla,mientras cenaba, Antares se retiró los guantes para que le diera el aire en las manos quemadas. «Están horribles» pensó mientras Kalte y Alcor discutían acaloradamente esperando ser servidos. El joven guerrero de ojos plata  odiaba las cenas grupales y las reuniones. Ya no podía recordar cuando habia sido la última vez en que había disfrutado de la compañia de alguien.

 Sus acompañantes miraron al distraído guerrero que llevaba tiempo sin argumentar nada, él miraba distraídamente su herida, flexionó la mano, abriendo y cerrando los dedos. Sabía muy bien que si dejaba que la mano de la espada se le pusiera rígida y torpe, podía suponer su final, él era diferente al verdadero Antares, él no podía sanar tan rápidamente como el semi dios.

¡Antares! Una voz familiar, femenina y casi susurrante de sus pensamientos lo arrebato.
¿Si? Distraído contesto alzando la mirada y hallando a la persona que lo había llamado delante de él.  

—¿Te preocupa algo? —preguntó al caballero que despegó su mirada de su mano para dirigirla a los grandes pozos negros del gran oso blanco.

—Que mis ojos vean el futuro. Hay tres que ya saben decir «muerte».

—Ya me parecía demasiado que hubieras dejado a tus subordinados manejar todo solos —replicó Alcor al ver el cuervo color ébano abandonar la estancia—. La nieve llama al alambre a los cuervos.

—¿Había algo en Elefsina? —Preguntó Kalte mirando fijamente los ojos color plata de su caballero.

—Huesos, cenizas y casas vacías. —Respondió —. El Viejo Caballero quiere enviarle un mensaje a Shion por medio de las estrellas.

—Ese estorbo—suspiró Kalte—Tenía la esperanza de que fuera mas prudente, ¿Por qué tomarse tantos problemas ?¿Acaso está ciego? .

—No creo que eso le importe, Kalte —susurró Alcor bebiendo de su cuenco de agua.

—Ojalá aterrice de bruces y le arranquen el corazón.

—Quiero que destroces su alma—exigió la dama—no quiero que quede nada, destruye cada fragmento de ella, cada recuerdo desde el primero al último. Ni Shion de Aries ni el mocoso que protegía deben oír el menor rumor sobre este lugar.

—Sospecho que, a estas alturas, a nuestra querida Santidad le habrá llegado bastante más que un rumor —replicó Alcor con tono seco—.Seguro que las estrellas anunciaron la caída de Libra, no hay que enviar notas para saber lo que sucede, los astros no mienten. En cuanto a lo de exterminar un alma que ya a cruzado sabes que no está permitido.

The Snow Queen "Crystal Knight"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora