MinSeok es un omega, un omega hermoso, tierno, frágil, delicado, de buenos sentimientos, bueno casi un trozo de cristal sólo que hay un pequeño detalle.
No es un omega cualquiera, lucha por sus derechos y no quiere ser marcado por ningún alfa o est...
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MinSeok estaba sentado en su habitación terminando sus deberes, estaba a nada de graduarse y casi ningún omega lo lograba, estaba feliz por sus logros. Aunque eso significaba que tenía que sacrificar una gran reputación en su familia, para la sociedad estaba mal ya que él tenía que estar casado con su alfa y andar criando a sus cachorros.
Él era un omega gato, un hermoso omega que tenía una gran lista de pretendientes que había rechazado y constantemente lo seguía haciendo, pero ¿cómo no pretenderlo? Si él tenía una piel nívea, tan tersa y suave, ojos felinos, una boquita deseable, facciones un tanto afeminadas, el omega perfecto para un alfa contando los buenos sentimientos del muchacho. Lo mejor de todo era que no había sido marcado por nadie.
Pero no estaba dispuesto a servirle a uno, él quería lograr cosas muy grandes y no podía permitirse terminar con sus sueños, no quería terminar como su hermano, aunque estaba felizmente casado, BaekHyun como así se llamaba su hermano vivía con su cuñado ChanYeol esperando a su primer cachorro.
Su hermano ni siquiera había ingresado a la universidad y todos los sueños que tenía los reemplazó por otros.
—¡MinSeok! —su padre llamó.
—Sí, papá —dijo terminando de traducir un libro muy pequeño.
Era parte de su trabajo.
—Me enteré de que rechazaste al hijo de los señores Jo, ¿por qué no eres capaz de elegir a un alfa?
Estaba totalmente molesto.
—Papá, el hijo de los señores Jo es muy represor y ya tiene dos omegas —mencionó con la voz temblándole —. ¿Quieres eso para mí?
—MinSeok, tienes veintidós años cuando los omegas como tú se casan a los dieciséis o diecisiete, ¿sabes qué dice la gente sobre ti? ¡Qué eres la deshonra de esta familia! Prefiero que seas un esposo más del joven Jo a la burla del pueblo —alzó la voz.
MinSeok últimamente estaba recibiendo muchos regaños de su padre y ni siquiera su madre lo defendía, tampoco su hermano que agachaba la cabeza cuando su padre le reprochaba que todo mundo decía que era la desgracia de su familia, que ya debería dejarlo en un lugar de mala muerte.
—¡Dicen que eres un omega inservible! —siguió gritando —. ¡Me da vergüenza tenerte como hijo!
Su padre era un alfa muy estricto, siempre educó a sus hijos, ambos eran omegas diciéndoles que debían procurar a su alfa y cosas por ese estilo. MinSeok rompió en llanto porque nunca le había dicho eso. Salió de su habitación corriendo a la salida.
El pueblo donde vivía era un poco grande, todo el mundo lo conocía y ahora que derramaba lágrimas la gente lo veía débil y no como ese omega que se mostraba seguro de sí mismo. Corrió hasta una fuente que se encontraba escondida y a los pies de no la tan alta fuente lloró.
Su padre no debió de decirle esas cosas. ¿Estaba mal desear ser algo más que un simple omega? Claro que se casaría después de terminar su carrera y encontrar un trabajo y ya con el tiempo tener cachorros. Estaba llorando desconsoladamente.
Escuchó el sonido de una bicicleta acercarse.
—¿Te encuentras bien?
Preguntó una masculina voz con un aroma a bosque, un aroma que a su omega fascinó. Él negó con la cabeza y luego la alzó para ver quién era el dueño de aquella voz tan hermosa. Sus ojos se encontraron, era un alfa, un hombre de veintitantos años, de sonrisa felina y mentón cuadrado.
—Lo siento mi nombre es Kim JongDae —se presentó ante la descortesía de no haberlo hecho antes.
—Kim MinSeok —secó sus lágrimas.
Ambos se miraron por un tiempo breve y algo en el omega de MinSeok se removió y en el alfa de JongDae existió una necesidad tan grande de proteger a ese chico.
