MinSeok es un omega, un omega hermoso, tierno, frágil, delicado, de buenos sentimientos, bueno casi un trozo de cristal sólo que hay un pequeño detalle.
No es un omega cualquiera, lucha por sus derechos y no quiere ser marcado por ningún alfa o est...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
MinSeok caminaba tranquilamente por el atardecer, los faroles iluminaban sus pasos, era imposible no pegar su mirada en él, llevaba puesto un pantalón de mezclilla junto con una playera de manga larga de rayas blancas y negras. Una pañoleta azul adornaba su cuello, los alfas tenían tantas ganas de marcar a ese omega pero retenían sus ganas porque MinSeok sabía defenderse.
MinSeok había golpeado a más de un atrevido. El chico de ojos felinos miró una nueva librería a su costado, por fuera se veía que había tantos libros. Así que decidió entrar, era el paraíso, el olor a hojas de libros le inundó sus fosas nasales, era la gloria.
Iba por toda las secciones en busca de un buen libro para leer hasta que vio uno que le agradó.
—Ya nos hemos encontrado tres veces en tres días, ¿no crees que es el destino? —MinSeok volteó a ver al alfa, lucía tan dominante como siempre.
JongDae caminó hasta MinSeok, no podía resistirse al encanto y seducción sin intención de MinSeok. El omega sabía vestirse tan bien.
—Si no quieres que te pretendan, no te vistas así —soltó a decir —. Entre tus manos tienes un libro que yo escribí, veo que tienes un buen gusto.
—No voy a negar que escribes tan bien, tengo que ir a pagar esto —quería esquivar a JongDae.
—Te lo regalo.
—¿Qué?
—Te lo regalo —repitió —. Esta es mi librería y mi biblioteca, mientras tú entres aquí todo será gratis para ti.
El corazón de MinSeok se sintió acelerado. ¿Cómo podía ser tan gallardo?
—Yo no puedo aceptar esto —miró el libro y negó.
—¿Por qué? —se sentía rechazado.
—Porque es tu librería, tu negocio yo no puedo hacerte eso.
El bonito muchacho puso de nuevo el libro en el estante. JongDae realmente quería conquistar al hermoso omega que estaba frente a él.
—Por mi economía no te molestes, el que te regale un libro no me hará más pobre o más rico. Tómalo —insistió —. Es un regalo que yo quiero hacerte.
MinSeok se mordió el labio para luego tomarlo.
—Que sea el primero y el último que me regalas —advirtió.
—No te prometo que sea el último —rió.
Ahora MinSeok adoraba una risa.
—Tu librería y biblioteca son muy cómodas, son muy bonitas —halagó mirando el lugar.
Los estantes estaban bien acomodados, hechos de madera, el lugar donde podían leer a gusto se encontraba en la planta baja, incluso había una cafetera. El lugar estaba hecho para tener paz y tranquilidad, incluso los asientos eran cómodos y la red de Wi-Fi era de acceso libre.
—Gracias, me gustaría mucho que un omega que lee mucho y es intelectual me ayude con ella —lanzó una indirecta —. Y cuando terminé el día volver a casa con él.
MinSeok se imaginó por un momento aquella vida.
—Vaya, tu omega si que será afortunado —agachó la mirada.
—¿No quieres ser ese omega? —preguntó acercándose más a él.
MinSeok dio un paso hacia atrás marcando distancia. JongDae entendió.
—Me tengo que ir. Gracias —enseñó el regalo.
El chico de piel nívea pasó a un lado del rubio, el olor extasió a JongDae tanto que cerró los ojos y se recargó en un estante. MinSeok se marchó de ahí y corrió hasta su casa. Sus padres se hallaban en la sala y al verlo su padre le llamó.
—¿Para qué es su llamado? —preguntó de una forma amable.
—MinSeok aunque tus calificaciones son muy buenas no puedes seguir estudiando —dijo su padre.
—Papá estoy a punto de graduarme.
—¿Y eso a mí qué? Sabes lo qué dicen mis amistades de ti, de que eres un omega muy liberal y que quizás ya ni siquiera tienes honor —esas palabras lastimaban mucho a MinSeok.
—Papá yo soy un omega honorable, no he estado con nadie, me he enfocado en mis estudios y en mi familia.
—Ese es el problema tú deberías haber formado ya una familia, así que ya no pagaré la mensualidad para que te sigan aceptando. Pensé que si estudiabas te enamorarías y conseguirías un alfa, pero no —se sentía tan decepcionado —. Así que en menos estarás aquí en la casa ayudando en las tareas del hogar y tratando de conseguir un alfa.
—¡Eso es tan injusto! —dio un golpe con su pie al piso —. Yo continuaré con lo que me propuse y ustedes no me lo van a negar.
Subió corriendo las escaleras. Azotó la puerta de su habitación y se tiró a su cama para luego mirar el libro que tenía entre sus manos. Comenzó a leerlo, alrededor de tres horas el estómago de MinSeok estaba rugiendo, pero no le daría el gusto a su padre de bajar. Ya estaba vestido con su pijama de color azul y puntitos blancos. Alguien tocó la puerta, BaekHyun entró con una charola llena de comida.
—Me preocupé de que no bajaras a cenar así que te traje algo de comida.
No era más que dos emparedados de pollo acompañado de una ensalada y frutas.
—Gracias hermanito, ¿cómo está ChanYeol Junior? —tomó el emparedado entre sus manos para comenzar a comer.
—Está bien, pero no lo voy a llamar como él —preparó dos jugos para los dos. Bebió de uno.
—ChanYeol es un buen alfa, se desvive por mi sobrino aunque te sacó de la escuela —recordó.
En esos días MinSeok ni siquiera quería ver a BaekHyun, no podía creer que arruinara sus sueños por un alfa.
—Sí... —no le gustaba recordar esos días —. Y ya me enteré que van a pelear por ti el sábado.
—Por favor que no se enteren mis padres porque querrán que me case con el ganador —pidió.
—No te preocupes no diré nada —alzó su mano prometiéndolo.
Por la noche MinSeok cuando el muchachito no conciliaba el sueño pensó en JongDae y en el gran detalle que tuvo con él, no fueron rosas o chocolates sino un libro.
