[I]Humo

517 51 16
                                    

En ocasiones Damon sentía el cielo más cerca de él. Como si bastara con estirar su mano para tocarlo con los dedos. Observó fijamente cada nube cargada de lluvia siguiendo su curso. Sabía que en algún punto el cielo volvería a alzarse y él se quedaría con aquella triste sensación de abandono.

Al volver la vista vio sus agujetas desatadas, se sentó en el pavimento húmedo de la banqueta y las arregló mientras observaba la suciedad de sus tenis roídos. Se preguntó si era común tropezar tan seguido. Flexionó sus piernas entumecidas por el clima y permaneció en silencio, mirando de un lugar a otro la solitaria calle que apenas alumbraban las farolas. Se mostraba una ligera llovizna que amenazaba a volverse más intensa.

Pensó ―lleno de remordimiento―, en todas aquellas cosas de las que se arrepentía y en cómo había terminado en el abismo en el que se encontraba. No lograba traer a su mente un recuerdo de luz o alguno que calmara el total desorden en su alma.

Aquellas acciones que su cuerpo había resentido con el pasar de los años le habían dejado cansado y demacrado, junto a una delgadez que intentaba disimular con una camisa holgada y unos jeans desgastados. Pero eso era sólo en el exterior, dentro de si no quedaba rastro del humano que pudo ser alguna vez.

Se abrazó y levantándose con dificultad se encaminó entre los charcos que ya comenzaban a formarse. Lo esperaba aquel cuarto oscuro y frío que apenas podía costear, incluso eso se había arrebatado, la calidez de un hogar. Trató de consolarse diciéndose que era mejor para la familia que alguna vez tuvo el no verlo así y no saber más de él. Al final fueron sus propias decisiones las que lo condujeron al infierno y la soledad. Pero dolía, dolía que las cosas fuesen de ese modo.

A unas calles de Damon, Jamie intentaba disfrutar de un cigarrillo en un parque vacío. Desde que estaba limpio su mente intentaba recrear lo que veía de una forma más positiva o inspiradora, por muy nostálgica o complicada que fuera la visión real. Una especie de escape ante el temor de una recaída. De ahí a que se dedicara a dibujarlo todo con el fin de reforzar su visión perfecta, una que no tenía conflictos y no sentía. Para él —que era demasiado voluble—, era mejor pretender, que enfrentar. Y aun siendo consciente de esto y juzgarse por ser cobarde el miedo a recaer era mayor.

Ante sus ojos era una noche distinta, los árboles se mecían con calma y las hojas en el suelo corrían de un sitio a otro. La llovizna le calaba el rostro y humedecía el cigarrillo que intentaba proteger. El viento gélido dispersaba el humo sin rumbo, como todo el mundo.

Había subido a un juego en forma de tortuga que los niños por las tardes luchaban por trepar. Los grillos y la poca luz que se asomaba de entre las densas nubes le daban al sitio un aire relajante, intentaba al compás de esta visión disipar los pensamientos de temor exhalando por sus labios.

Después de caminar unas cuadras al llegar al parque por el que siempre cruzaba, el aroma a tabaco hizo eco en Damon. Serían las tres de la mañana, dedujo, pues era una hora común en sus paseos. Después de todo lo que había vivido, encontrarse en peligro era la menor de sus preocupaciones. Lo único que deseó fue una fumada. Conforme se acercaba, entre los árboles distinguió a un hombre alto sobre la tortuga de metal —aquella que le abrió la cabeza cuando era niño— lo recordó con nostalgia, aquel parque era viejo y por inercia se sintió nostálgico. Él sujeto sentado era el que fumaba.

Jamie había escuchado los clásicos pasos lentos de alguien por entre las hojas pero estaba tan cómodo que permaneció recostado en su lugar, no traía encima nada de valor en ese momento. Observó desde el rabillo del ojo a un rubio desaliñado que salió de entre los arbustos y lo miró. No desvió la vista, pero al no entender qué diablos quería —aunque tuviese una leve curiosidad—, volvió sus ojos al firmamento. Sintió al hombre delgado acercarse y detenerse a su lado. El sonido pareció disminuir hundiéndolos en una especie de silencio místico.

BROKEN (Jamion) Jamie Hewlett/Damon AlbarnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora