Damon despertó a las tres de la mañana por el sonido deformado del móvil. No acostumbrado a recibir mensajes o llamadas lo revisó frotándose las sienes. Recordó que ayer ambos habían intercambiado números.
No olvides la tortuga esta noche ;)
El rubio sonrió, por primera vez en un largo tiempo sintió que las horas en el reloj valían algo. Poniéndose de pie tomó su cajetilla casi vacía y fósforos. Antes de cerrar la puerta, sintiendo la depresión acumulada como un agujero en el pecho tomó siete píldoras distintas. Insuficiente, pero no podía vaciar tan pronto su reserva.
La calle le acogió cómo siempre, fría pero familiar, le ofrecía todo aquello de lo que él carecía. Las luces hacían el papel de guías espirituales hacia un propósito inesperado. Sus deportivas raspando el pavimento le hacían semejanza a las horas que pasaba observando su reflejo en el espejo hasta verlo deformarse.
Se arregló el cabello un poco. Caminó despacio entre los árboles sintiéndose parte de esa vida natural, aunque de forma irónica era más químicos que un ser humano. Entonces lo vio, sentado en un columpio se hallaba el hombre que trataba de salvarse a sí mismo a través de él. Sonrió al servir de algo para una causa, aunque Jamie solía ir bien vestido su rostro pálido y sus ojeras rojizas delataban mucho de lo que era o fue su vida. Mantenía dos vasos humeantes en sus delgadas manos.
—Por el humo —que espero no sea tu tabaco—, puedo deducir que llego a tiempo —Damon intentó parecer una persona agradable. Jamie le señaló el otro columpio —Me agrada la puntualidad, sólo si viene de ti —le pasó el café notando cómo a través de las prendas del rubio se apreciaba su delgadez.
—¿Qué es eso? —Damon señaló la pequeña agenda de Jamie en sus rodillas. Claro que Jamie la había llevado cómo una especie de salvavidas por si había un silencio incómodo, aunque la noche anterior no lo hubiese. —Es donde realizó mis ideas para trabajos o sencillamente práctico de forma libre— se preguntó si eso había bastado para capturar la atención de Damon, cosa que confirmó el rubio al dejarle el vaso hirviendo entre las piernas para tomarla con una risa.
Jamie esperaba algún comentario por parte de Damon, si lograba provocar algo en alguien tan enigmático entonces lo que hacía valía la pena.
—Es asombroso, ojalá fuera tan bueno en algo cómo tú — finalmente escuchó la voz del rubio en un tono serio y bajo.
¿Qué debería decir?
—Estoy seguro que lo eres. Venga dime que te gusta hacer, además de dormir y deambular —formuló con cariño.
Damon ladeó la cabeza dubitativo, avergonzado de su posible respuesta —En realidad, creo que soy bueno con la música, no creo ser tan bueno, sólo lo hago... —terminó de hablar sin dar la cara a su acompañante. Tenía que dejar de expresar sus emociones. Jamie le miró sorprendido dando paso a una sonrisa alegre —Vamos, seguro que lo eres, canta algo para mi.
Ese hombre estaba hundiéndose en su alma cada vez más sin remedio. ¿Qué era lo que lo volvía tan diferente al resto? Sentía que no pertenecía a ésta desalmada sociedad.
—Quizá luego, no ahora —Damon se excusó avergonzado y pensativo. Hacía demasiado que nadie preguntaba sobre él, era hermosamente abrumador. Y aunque se resistiera no lograba contener las sensaciones de atracción y cariño por el hombre a su lado. No se parecían a simple vista, pero tal vez en el fondo ambos estaban corrompidos por la vida.—Damon, no quiero arruinar esto. Sólo siento que debo hacerlo. Si estás pasando por algo, lo que sea, puedes compartirlo conmigo. — Jamie temía que Damon tomará aquello cómo un asalto a su privacidad o en el peor de los casos lástima— Porqué debo confesarte que esa noche que nos encontramos estaba jodido y de alguna forma, no lo sé, algo en ti cambió por completo la perspectiva del universo que tenía en ese momento.
El rubio aguardaba en silencio, sentía mil punzadas coserse a su interior para impedirle salir y sentir las palabras de Jamie. Volver a confiar o tener fe en lo que era la vida, verse a sí mismo luchar por salir le provocó una sonrisa y manteniendo la presión en su garganta sonrió para Jamie.
—Lo prometo.
Jamie lo sacudió por los hombros y sonriéndole le mostró la última página de la agenda. Un dibujo suyo de perfil, sus trazos le conmovieron y se preguntó si su existencia era en realidad así de vulnerable. Acarició con anhelo la textura del papel que le daba forma a su piel y sin darles tiempo a más una llovizna ligera cayó para ocultar las lágrimas del Damon y la aflicción en el rostro de Jamie al notarlo. Se deshizo de su abrigo y cubriéndose ambos, se ocultaron entre risas debajo de la brisa en la oscuridad de la noche.
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BROKEN (Jamion) Jamie Hewlett/Damon Albarn
FanfictionCon los Jeans y los labios desgastados, un delgado rubio se pasea en los suburbios. Está roto. Y lo sabe. No le teme a nada ni nadie, excepto una cosa; creer. «El tabaco se comparte, el humo se disipa, los besos se compran y el amor te reivindica...