|8|Nicotina

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No era nuevo para Jamie ver a Damon fumar varias cajetillas al día. Él también lo hacía, pero no a tal cantidad. A pesar de lo preocupante que le resultaba no quería restringir eso también a Damon, sabía lo difícil que era la abstinencia y apenas comenzaba.

—Oye, Jamie, tú antes tenías un buen trabajo ¿Cómo fue que lo perdiste? —El humo en los labios de Damon se disipó mientras preguntaba.

—Mi ex se encargó de eso —Jamie atinó a decir perdido en el curso del tabaco

—Ya veo, debe ser de esas chicas que no perdonan.

Jamie asintió y se levantó del sofá llevándose con él los cubiertos del desayuno. Había transcurrido un mes desde su nuevo empleo y ya era hora de salir de aquel motel y buscar apartamentos los anteriores que había marcado no pudo visitarlos por cuidar de Damon durante sus recaídas. Esta vez trataría de que fueran a verlos juntos.

La luz de la ciudad calaba en las retinas de Damon, frente a Jamie parecía relajado pero dentro de él todo era caos. Necesitaba las píldoras, cualquier ansiolítico, lo que fuera. A pesar de que visitar todos aquellos apartamentos junto a Jamie le hacía ilusión no podía sacar el gotero de su cabeza. Visitaron unos cuantos y al final se decidieron por uno que estaba frente a una avenida muy lejos de los suburbios donde se habían conocido. Por acuerdo mutuo, Damon viviría junto a Jamie por tiempo indefinido mientras llevaba su recuperación, lo demás ya se vería.

Sentados en la entrada de los apartamentos el ocaso se acercaba, ambos permanecían en silencio, cada uno hundido en la quietud del pavimento por razones distintas.

—Jamie, ¿podría ir, ya sabes, a despedirme de mi antiguo apartamento? —Damon mintió con el mayor descaro posible. Su idea era ir a buscar al menos algún medicamento "para poder iniciar su vida con Jamie desde cero". Jamie lo dudó, pero quería confiar en Damon, aunque no fuera lo correcto. Sólo necesitaba ver un cambio y si el hombre lo lograba, todo iría para bien. Le asintió no sin antes marcar una hora para su regreso. Podría sonar muy controlador, pero tratar con una persona adicta lo requería, aunque doliera. Lo sabía por experiencia. Damon se despidió y Jamie lo vio alejarse, con un mal presentimiento.

Damon cerró los ojos al sentir el viento nocturno, las calles de los suburbios que tanto recorrió tenían aroma a nostalgia. El plan estaba claro, iría al consultorio, pediría una última receta con el justificante de que sería la última gratis y conseguiría las gotas. Terminando el frasco regresaría sumamente tranquilo por un tiempo a donde Jamie lo esperaba. Todo aquello no requeriría más de una hora y media. Su ensoñación no le permitió reconocer a los hombres que esperaban más adelante entre la oscuridad. Fue demasiado tarde para regresar cuando los reconoció.

—¡Hey, rubia! — el hombre alto se acercó de manera peligrosa, Damon intentó correr, pero no lo logró —Me parece recordar que nos debes algo de plata, chico —Voy a pagarles, lo juro, justo he conseguido un empleo y en cuánto... —Fue interrumpido de manera brusca por el agarre en el cuello que el hombre le propinó.

—No, me parece que ya tardaste demasiado y no creo en tu palabra. ¿Por qué no le pides el dinero a tu novio, ¿eh? Parece que le sobra. —Por un instante Damon creyó que hablaban de él otro chico con el que Jamie lo vio y suspiró aliviado. Pero pronto se congeló al escucharlos terminar la oración — ¿Jamie, se llama no? —Lleno de furia intentó soltarse sin éxito —Ya, era verdad. Creíste que podías vernos la cara ¿no? Escucha, vas a traernos ese dinero o tomaremos medidas, nos conoces, sabes de lo que hablamos. Y las cosas no serán contigo, si no con él. ¿Entendiste? —Damon, asintió asustado ¿Cómo podría dejar que Jamie pagara las consecuencias? El otro hombre le golpeó en el estómago riendo.

—A menos que pagues de una manera muy simple...

De cuclillas en el suelo y lleno de terror comprendió que sólo tenía una alternativa que no involucraba a Jamie con esos sujetos y le hería tener que llevarla a cabo. Se levantó tambaleante y observó la hora, aún tenía tiempo.

BROKEN (Jamion) Jamie Hewlett/Damon AlbarnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora