Estaba deseando que los efectos de la maldita droga que me habían inyectado se fuera, pero sabía que eso iba a ser retóricamente imposible sabiendo que los experimentos de Michael no eran más que para hacer daño a sus objetos. Estaba horrorizada, siendo consciente de lo que pasaba en mi exterior pero sin poder moverme. Ese maldito veneno me había paralizado casi toda la parte del cuerpo y tenía miedo de quedarme así para siempre. La peor tortura que puede tener una persona es paralizarla y que sucedan cosas a su exterior y no poder hacer nada para evitarlo. Estaba completamente angustiada por ello, no podía evitar sentirme impotente por no poder hacerle saber a los dos chicos que me esperaban al otro lado del túnel que estaba bien, simplemente porque la respiración era incluso un problema para mí en estos momentos. En ese periodo de tiempo, no estaba segura que si pude soñar o pude tener una de las peores pesadillas de mi vida. <Todos los niños que había visto crecer y había visto morir me miraban. Sus miradas estaban perdidas, pero al mismo tiempo sabía que me miraban a mí. Me alegraba de verlos de nuevo en pie, con el aspecto como los vi la última vez. Necesitaba saber que no fuera un sueño hasta que uno de ellos me señaló con el dedo y un dolor vino a mi pecho. Todos empezaron a decir en coro que por mi culpa habían muerto y que querían venganza. Una y otra vez. Agarré mi cabeza llorando, no fue mi culpa que Michael se cargara a todos esos niños y sabía que había hecho lo imposible para que la dosis de esos niños no fueran lo suficientemente grande como para matarlos. Pero por otro lado, empecé a sentir el sentimiento de culpa al saber que yo había dejado pasar esos experimentos y eso daba a saber que lo había permitido. Pero no. Si a Michael no le valía algún niño, le pegaba un tiro a la cabeza y se lo quitaba del medio. Por eso estaba tan desesperada, porque no era culpa mía que alguien hubiera muerto cuando yo solamente intentaba salvarlos. Un sentimiento vino a mi corazón hasta entonces. Venganza.>
Me levanté sobresaltada de la camilla. No era una camilla de hospital y tampoco la torre. Mordí mi labio y sentí el dolor de mi cabeza y mi estómago apretar. Conocía esta cabaña, Mike me había traído unas cuantas veces para curar a muchos niños, que no habían superado las pruebas y se habían muerto aquí. Donde estaba acostada. El hombre mayor entró y me miró, esbozando una pequeña sonrisa y cogiendo una pequeña jeringuilla. No le tenía miedo, sabía que era bueno.
—Me alegro que despiertes, Alba. Has estado un par de horas inconsciente y estaba empezando a asustarme. ¿Cómo te encuentras? —Le pregunto y le miro. Estaba confundida, hasta tal punto que no sabía si lo que había ocurrido había sido cierto.
—¿Qué ha pasado? —Es lo único que sale de mis labios. Cojo la fruta tropical que me ofrece y le pego bocados, tenía demasiada hambre. El hombre me observa comer y se sienta en una silla, para así suspirar.
—En otros tiempos, nadie imaginaría que el clan de los Sheld se caería. Una vez, hace veinte años, un chico con el mismo valor que tú mató a Tyler Sheld, el líder de la organización de SHELD. Todos alababan su valentía pero cuando se descuidó, Michael, el heredero de la organización de SHELD y nuevo líder, lo mató. —Me cuenta esa breve historia y lo observo.— Con esto quiero decirte que, no te descuides como lo hizo Byron. Tú eres más lista que él y debes de estar completamente alerta por lo que pueda hacer el próximo líder de la organización. Si no te ataca a ti, puede atacar a tus puntos más débiles. Por eso hay que andar en cautividad. —Me explica y no pienso en mí, sino que pienso en Robert y su familia. Tenía que asegurarme de que todos supieran lo que había pasado y que doblaran la protección y si fuera necesario, ponerle un agente de los nuestros a la familia de Robert para que nada les pasara. No me lo perdonaría nunca.
(...)
No sé cuándo el hombre mayor decidió marcharse y Robert entró a la sala. Pero me reconfortaba mucho que estuviera ahí vivo y no aplastado como todos los secuaces de Michael. Tras su pregunta, suspiro. Dejo el hueso de la fruta tropical a un lado y le dejo un lado para que se siente a mi lado.
—Bien, un poco desorientada. —Comienzo a hablar seguido de un suspiro vacío.— Robert. —Le llamo para captar su atención.— Quiero que seas consciente de que esto no ha acabado. A lo que me refiero, es que desde que maté a Michael, yo he iniciado una guerra. Una guerra que yo voy a tener que pagar destruyendo a SHELD o con mi vida. —Agacho mi mirada y me armo de valor para volver a mirarle.— Van a volver a por mí, y para buscarme las cosquillas, van a intentar hacerte daño. —Le murmuro. Su mirada está perdida, lo sabía, esto era muy difícil de procesar pero era la cruda realidad.— Por eso voy a ponerle un agente de confianza a tu familia para que no le pase nada ni a tu mujer ni a tus niñas. No puedo permitir que por mi culpa pierdas a algunas de ellas. —Le susurro y tras eso, me levanto con dificultad.— Y si es necesario... te llevaré con ellas a otro punto del mundo donde nadie pueda destruiros. —Digo de espaldas y me giro para mirarle.— Ni yo misma. —Y tras eso, me marcho de ahí. Pensar que Robert iba a ser arrebatado de mi lado me dolía demasiado. Pero aun así, era lo correcto. Robert tenía que estar con su familia y no conmigo.
Pasaron dos días desde esa conversación. Me había alejado un poco de Robert por los sentimientos que comenzaba a sentir. A veces me lo cruzaba por los pasillos, en las comidas o en el salón. Intentaba evadir su mirada y ponerme los auriculares, perdiéndome en los pensamientos. Debía de alejarlo de mí antes de que yo fuera la única que condenara su muerte a pesar de que le ordenara a Mike que le enseñara a Robert defensa personal. Iba a ser yo quien le enseñara, pero tener contacto físico con Robert era la gota que colmaba el vaso y sinceramente, no tenía fuerzas para ello. Todavía seguía recuperándome de ese maldito veneno, comía poco y estaba apagada. Era una mezcla de falta de voluntad con veneno. Había hecho lo posible para hablar con todos y cada uno de los agentes de confianza que tenía recogidos por todo el mundo con todos los actores. Habíamos empezado a hacer un proyecto fuera del tema de SHELD, aprovechándonos del dinero que tenía en sus cuentas bancarias y organizando los mismos refugios por todo el mundo pero a diferencia de que SHELD no podría meter sus zarpas en eso. Había reflexionado muchísimo si llevar a Robert y a su familia a una torre donde le cedería mi cargo a Mika, una chica bastante eficaz pero aprendiz, me bastaría porque era una de las mejores de los jóvenes. No obstante, no tenía nada pensado. Era un magullo de pensamientos en mi interior.
(...)
Estaba en el salón. No podía evitar estar un poco nerviosa por la reunión que iba a tener esta noche. Todos los agentes de confianza que tenía con sus protegidos vendrían a la torre donde ahora estaba para planear un ataque y la destrucción de SHELD. Por eso, horas antes de ello, intentaba distraerme con un libro aunque las palabras se atravesaran porque mis pensamientos no me dejaban asimilarlas. No paraba de pensar.
—Por fin te encuentro. ¿Dónde te habías metido? —Me pregunta Mike. Tiene pinta de haber venido de su sesión de entrenamiento personal con Robert, lo que me alegra que vayan tan avanzados.
—Estaba haciendo un proyecto de lo que diré esta noche. Tenemos que tener todo calculado fríamente para acertar. —Le digo con indiferencia, mirando mi libro.
—Sí, claro. Y me vas a negar que no has estado evitando a Robert todo este tiempo. ¿Qué mierda ocurre? —Suelto un bufido y cierro mi libro, levantándome y mirándole.
—Me gustaría no hablar de estas cosas aquí, Mike. —Le digo con un tono de advertencia. Éste bufa y se ríe.
—Perdona, pero no sabía que sentir amor por una persona era vergonzoso. —Mi corazón se acelera y me acerco a él.
—¿Quieres callarte? ¿Qué mierda dices? —Estoy acelerada, no quiero que Robert escuche cosas que no son. No sería profesional.
—Vamos, se te nota que estás coladita por sus huesos, Alba. Eres una persona, tienes sentimientos aunque no lo creas del todo. —Mi boca estaba abierta, no me podía creer que lo hubiera dicho. No quería aceptarlo, sin embargo, lo empujé y mientras iba hacia al ascensor, escucho unos pasos. Maldición. La silueta de Robert estaba en las escaleras y yo maldije. Tenía que hacer algo.
—Estoy replanteándome el cederle mi caso a Mika. —Le digo a Mike, éste me mira con impresión.— Voy a reunir a Robert a su familia en una torre blindada. Aquí tiene más peligro de lo que pensaba. —Y si, aunque me dolía en el corazón, sabía que Robert me estaba escuchando y ese era mi propósito. Que se mentalizara que la vida se le iba a solucionar un poco y que mis sentimientos por él no iban a ser un problema. Porque existían, sí. Pero yo era una máquina de destrucción.
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Surviving for your love - Robert Downey Jr
RomanceEn la realidad, no hay magia ni superhéroes que salven la humanidad. Un grupo terrorista pretende acabar con todos los actores de Marvel porque los ve una amenaza para su expansión. Todos son asignados a un agente especial de SHELD, y en este caso...