La felicidad que veía en los ojos de Robert no la había visto nunca. A veces pensaba que la muerte de su mujer iba a dificultar nuestra convivencia y nuestra relación, pero no podía negar que eso hubiera ido a más y que ahora estuviéramos mejor que nunca. Por ello, el miedo aumentaba y no podía evitar tener tanto miedo de perderlo a él como de perder a alguna de las dos pequeñas. Ellas dos no eran de mi sangre, pero en el tiempo que estábamos aquí, las había sentido como tal. Ellas necesitaban una madre, me lo decían las noches que las acostaba y antes de darle un beso en la frente, me decían que echaban de menos a su mamá. Sin embargo, estaban contentas conmigo, Sahar me lo decía entre sueños mientras que susurraba que yo era como su mamá. Yo jamás tenía en mente quitarle a su madre biológica de la cabeza, porque sabía lo que era eso, así que simplemente y junto a Robert, pintábamos un final bonito y heroico para la madre de las dos pequeñas, para que ellas dos no la odiaran y sobre todo para que no sufrieran.
La playa para mí era algo que siempre había soñado visitar. Y todavía recuerdo el sentimiento cuando mis pies tocaron el frío agua del mar y Robert me abrazó por detrás. La sensación de estar completa, era lo que me transmitía por completo. Necesitaba de él, pues gracias a él yo estaba cumpliendo otro de muchos sueños y no le importaba con tal de que yo fuera feliz. Él miraba por mi felicidad, cosa que nadie nunca había hecho por mí. No de la manera en la que Robert lo hacía.
(...)
Huelo la brisa marina, es un olor que quiero oler siempre. Miro algunos que otros papeles encima de la mesa y el ruido me hace levantar la mirada y darme cuenta de que se trataban de las niñas. Se estaban peleando.
Me levanto de la silla de donde estaba sentada y cuando me dirijo hacia padre e hijas, veo como Sahar sale corriendo y miro a Robert. Su mirada es de ayuda, entiendo que tengo que ir a hablar con ella y no me cuesta en absoluto, ella era una pequeña criatura que necesitaba cuidados y yo no iba a negarme para que ella tuviera una figura materna femenina. La quería como si fuera mía, así que todos sus males eran míos.
—Sahar... —Llamo a la puerta lentamente. Escucho sus sollozos desde fuera, mi corazón se destroza por eso. Muerdo mi labio.— ¿Me dejas pasar? —Le pregunto una vez abierto la puerta y metido la cabeza por ésta.
Ella asiente mientras sigue sollozando en su gran cama y paso para colocarme a un costado de la pequeña. Acaricio su pelo, pienso en mil maneras de cómo empezar y animarla.
—¿Me vas a contar qué te ha pasado con tu hermana? —Mi voz es suave, dulce. A ella le cuesta después de sollozar tanto, así que cuando levanta la mirada, solamente me dirijo con un pañuelo a sus ojos y los limpio.
Sahar tenía unos casi quince años. Ella era mayor dentro de su adolescencia, así que tratarla como una hermana mayor más que como una madre era lo ideal para el lazo que nos unía.
—Estaba en la orilla de la playa escribiendo mi diario... Entonces Kelsey se sentó a mi lado y antes de que yo lo cerrara, ella lo cogió y empezó a leer lo que estaba escribiendo en él... —Muerdo mi labio por ello. Nunca había tenido un diario personal, pero sabía lo personal que eso era. Suspiro mientras mis caricias se dirigen a su pelo.
—Mi amor, tu hermana es pequeña y no sabe lo que hace. ¿Qué es lo que más te avergüenza que tu hermana haya leído en tu diario? —Le pregunto inocente, sin saber nada de nada. Sí, algo había escuchado de su hermana pequeña, pero quería que fuera Sahar quien me lo dijera.
—Creo que... me gusta Mike. Es muy guapo y yo no quería que mi papá se enterara de esta forma. Kelsey es una chivata... —Dice con un poco de rabia en su tono de voz. La miro y simplemente me quedo un poco pasmada. Sí, sabía la conexión que tenían tanto Mike como Sahar en muchas ocasiones, sabía que Mike al fin y al cabo no era tan adulto como yo, él tenía 19 años recién cumplidos y estaba en la escala de la vida. El hecho que Sahar me dijera que le gustaba, me hacía sentir cosas raras. Me alegraba por ellos, porque al fin y al cabo, Mike era un chico 10 y no iba a hacerle daño a Sahar.
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Surviving for your love - Robert Downey Jr
RomanceEn la realidad, no hay magia ni superhéroes que salven la humanidad. Un grupo terrorista pretende acabar con todos los actores de Marvel porque los ve una amenaza para su expansión. Todos son asignados a un agente especial de SHELD, y en este caso...