Con las de perder (Warmi)

Capítulo 5 - Susurros

Habían pasado casi 2 semanas desde la tarde en que le había dicho a Ana que soy bisexual.

Con la mayor naturalidad del mundo, como debe ser.

Lo sorprendente es que a ella no pareció importarle y me sentí bien sabiendo que mi nueva amiga podía seguir siéndolo.

Trabajo, comidas, cervezas, risas y mi cabeza seguía centrándose en ella aunque no quisiera.

¿Qué era ese algo que me capturaba tanto y hacía que tuviera ganas de ver un mensaje suyo en mi móvil?

¿Por qué me importaba tanto saber si había hablado de mí con su hermana o si había quedado con Roi y Raoul y no conmigo?

¿Tan insegura y estúpida era que me ponía celosa con alguien a quien acababa de conocer?

Efectivamente, lo era.

Yo

Buenos días por la mañana

¿alguna novedad en tu mundo de color?

11:37

Ana Crush

Un poco de todo. Mi jefe está contento porque estoy respondiendo bien a pesar de todo el curro que me da.

¿Tu que me cuentas Mimion?

11:38

Yo

¿Mimion?

¿Ahora tenemos apodos cariñosos?

11:38

Ana Crush

Si te molesta no te lo digo

11:38

Yo

Claro que no, Ana Banana

11:40

Ana Crush

Jajajajaja Ana Banana

11:40

Yo

¿Tus padres no son canarios?

Pues ahora eres un mini platanito

11:40

Ana Crush

Ana Banana jajaj es que no lo supero

11:41

Yo

¿Haces algo esta tarde platanito?

11:41

Ana Crush

Trabajar pero después estoy libre para invitarte a una cerveza

11:43

Yo

Perfecto, así tendré tiempo para que me expliques el por qué has elegido Mimion

11:44

Ana Crush

Porque eres tan blandita que me quiero morir *inserte voz infantil*

11:47

Yo

Jajajajajajaja

No deberías beber en el trabajo

11:51

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Nos pasamos 2 horas riéndonos, bebiendo y mirándonos mientras mi cabeza me repetía que era imposible que existiese una persona así y que la situación no podía ser real.

Pero lo era y me encantaba.

-¿Al final te irás a vivir con tu hermana?- dije acabandome los cacahuetes que había en el plato.

-No lo sé. No estoy segura de que quiera alejarme tanto de mis padres.

-Alerta de dependencia emocional- gesticule con mis manos-.

-Se que puede parecerlo pero ¿tu te irías de un lugar donde sabes que cuando no estás hay una guerra comparada con Sálvame?

-No porque a mi me va el drama y tomaría apuntes para aprender insultos nuevos- concluí antes de pedir unos nachos-.

-Lo digo enserio. No puedo irme porque soy el punto de equilibrio.

-¿Y no estás cansada de no ser tu propio equilibrio? No sé, yo estaría agotada de que todo el mundo dependiera de mí para encontrar su estabilidad. No tendría tiempo para encontrar la mía.

Desgraciadamente había dado en el clavo.

-Venga, no te pongas así- dije abrazándola, intentando que su peso se diluyera con el mio- No tengo ni idea de cómo es ser tú pero no pinta fácil, así que si en algún momento quieres hacer una locura me tienes como legionaria.

-Estas mal de la olla, Mimion- respondió con una pequeña sonrisa aún con los ojos hinchados-.

-Ya- dije cogiendo un nacho- Me lo dicen mucho.

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Hoy era mi día de suerte y mi grupo de marichulos a medio reformar quería marcha así que terminando de agotar el dinero que me habían dado mis padres, invertí las fuerzas que me quedaban en varias rondas de chupitos.

-Siente, abre tus ojos, mira hacia arriba. Disfruta las cosas buenas que tiene la- cantó Roi desafinando de manera voluntaria-.

-Lalalalalalalala ¡EY!- respondió Raoul twerkeando sobre el asiento- Menudos temones tienes en ese CD, algún día te pediré una copia.

Y yo me reía recordando una vez más porque estos heterosexuales blancos eran mis amigos.

-Mimi, te noto callada ¿eso es que no has bebido suficiente?

-Me he pasado el día bebiendo. Ahora déjame pensar en mis cosas, sapoconcho de las narices- respondí riéndome-.

-Uuuh, Mimi ha ligado- dijo Raoul a mi lado-.

-Que voy a ligar yo si salgo con vosotros. Las tías huyen de mi.

-Ahora no nos dejes con la intriga- insistió Roi mirándome por el espejo retrovisor -.

-Es una chica- empecé- Inteligente, dulce, buena, con más coeficiente intelectual que vosotros antes de beber.

-Partidazo - gritó Raoul cerca de mi oreja con una risotada-.

-¿Y podemos saber su nombre?- preguntó Roi poniendo el freno de mano.

-Platanito- respondí juguetona mientras me quitaba el cinturón y salía del coche-.

-Siempre nos haces lo mismo- dijo Raoul haciendo pucheros-.

-Ya llegará el momento- me despedí lanzándoles un beso-.

Caminé intentando incorporarme por las dos calles que quedaban para llegar a mi portal porque en verdad si había bebido demasiado.

Por eso pensé que era un espejismo cuando vi que Ana estaba esperándome en el.

-¿Qué haces aquí?

-Estoy en guerra y no sabía con quién contar- respondió con voz débil sin ocultar una mirada que indicaba que llevaba horas llorando.