Capítulo 10 - Aire

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Tenia un café caliente entre las manos.
Cerré la ventana para dejar de notar el frío que se había mantenido aún con la llegada de la primavera.
Me acerqué despacio y dando un sorbo a mi taza observé en silencio disfrutando de lo que mis oídos percibían.

Era tan bonita como ella.
Todo siempre era tan bonita como ella. Ponía una ilusión y una pasión en todo lo que hacía que no paraba de tener recordatorios de por qué estábamos juntas. Por qué me había enamorado perdidamente de Ana Guerra.

-Se que estás ahí- escuché mientras la música no cesaba- Puedes acercarte más, no me molestas.

Caminé unos metros más despacio y dejé la taza en uno de los bordes del piano procurando que no se cayera.
Acaricié su abdomen con mis manos abrazándola por detrás intentando que mis brazos no desviarán a sus manos del camino correcto.
Tararee la melodía que tantas veces había escuchando mientras disfrutaba de ella.
Le olí el pelo y noté como una sonrisa ligera aparecía en su cara.
Todo era perfecto.

Tan perfecto que cuando despertaba deseaba volver a dormirme para que así fuese real.

Todas y cada una de las veces que quedé con ella desde que aclaramos las cosas había sido muy violento.
No eramos amigas, por supuesto que no lo eramos.
Y yo lo había intentado, os lo prometo de todo corazón pero no podía verla de esa manera.
Es como si intentaras meter el mar entero en una botella.

Había quedado con el coro para ensayar para el festival de primavera y con todas mis fuerzas deseé que no estuviera.
Pero nunca tengo la suerte de mi lado.

Ella en una esquina y yo en la otra, intentando concentrarme en las notas que Amaia iba cantando para así conseguir la mayor afinación posible.
Notaba como de vez en cuando un cosquilleo me rozaba la cara sabiendo perfectamente que me miraba.
Me mordía el labio de impotencia deseando que parara ya que si le correspondía me pondría a llorar.

Me llevó a un lado cogiéndome de la muñeca en uno de nuestros descansos mientras Roi salía a fumar y Amaia pensaba en sus estrategias.

-¿Puedes decirme que coño te pasa conmigo?-.
-Nada- susurré. Simplemente no podía mirarla.

-Es que no entiendo de qué vas porque muy "vamos a ser amigas siempre y sin malos rollos" pero pasas de mí absoluta cara. Y yo me canso ¿Sabes?

-Estoy bien. Simplemente necesito mi espacio.
-¿Espacio para que? ¿Para decirle a tus amigos que no sabes que hacer conmigo? Porque no soy tonta y me entero de las cosas.

Cada palabra era como un puñal que me decía que se iba a quedar clavado para siempre.

-Simplemente no puedo hacer esto.

-¿Pero el qué? - exhaló - ¿Puedes decirme de una vez que te pasa?

-Estoy enamorada de ti.

Una bola de nieve que caía rodando desde 10.000 metros de altura se desvió y chocó contra una montaña.
Así es como me sentí cuando me liberé de una vez por todas.

-No creo que fuese tan difícil decirme eso.
-Emm ¿Perdona? - dije cabreada- Nunca ha pasado nada entre nosotras. Y es la primera vez que soy tan directa con alguien así que, vete a la mierda- concluí dándole la espalda.

-Espera- respondió cogiéndome de la muñeca.

Me acercó despacio y puso sus labios en mi oído.

-Si te besé.

Mil copas de vino se rompieron de golpe con la fuerza de mil truenos.

-Lo sabía- suspiré- Sabía que me habías mentido y que esa noche me besaste ¿Por qué no me lo dijiste?- pregunté poniendo unos mechones de su pelo detrás de su oreja.

-Estaba acojonada ¿Tu no lo estarías?- sonrió nerviosa.

-Si- sonreí- Ahora lo estoy más que nunca.

Pasó el tiempo mientras me acariciaba la palma de la mano y yo su mejilla, mirándonos fijamente sin mediar palabra.

-¿Y que vamos a hacer? - dijo Ana finalmente.

-¿Hay algo que hacer?- respondí.

-Simplemente quiero que todo vuelva a ser como antes.

-De acuerdo - asentí- Pero yo no puedo volver a ser como antes - sonreí tímidamente.

-Lo sé- sonrió - pero me gusta.

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Madre mía del señor Jesucristo que abandonado tengo esto.
Voy a seguir, voy a terminarlo y os vais a cagar encima de lo bonito que va a ser.
Voy a hacer un maratón de capítulos.
Voy a escribir todos los que pueda hasta que se me vaya la inspiración porque os lo merecéis.

Gracias a los que seguís ahí.
Os quiero.

Con las de perder (Warmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora