Con las de perder (Warmi)

Capítulo 9 - Realidad

POV Mimi

Era una tarde tranquila de frío y de mantas. Era la tercera vez que intentaba ver una película. Daba igual el género, hasta las películas de miedo me aburrían.
Realmente quería hablar con ella, necesitaba aclarar las cosas porque ¿y si había sido una tontería? ¿y si sólo había sido algo de borrachera?
Todos hemos cometido errores alguna vez pero ¿lo consideraría un error?

-¿Puedes quedar en 10 minutos?- le pregunté nerviosa jugueteando con el teléfono-.

POV Ana

Tenía miedo, mucho mucho miedo.
Había escuchado cada palabra, cada susurro que había salido de su boca y todo había sido perfecto.
Estaba tan nerviosa que hasta las piernas me temblaban al caminar.
Ella se había dormido y yo adormecida decidí arriesgarme y responder a su discurso. Soñaba cada noche con que se despertaba y me correspondía a aquél inocente beso.

-¿Todo bien?

-Mira- suspiró- no puedo parar de pensar en ti. Es que te voy a decir las cosas bien claras porque yo ya no puedo más- exhaló con fuerza.

-A ver calmemonos un poco- dije intentando disimular que estaba tan alterada como ella.

-¿Lo escuchaste?

-Estaba muy dormida, no sé exactamente a qué te refieres -respondí.

-Vale ¿entonces por qué me besaste?

-¿Besarte? Creo que fue más un acto reflejo que otra cosa.

-Mira yo también estoy acojonada y no sé que me está pasando así que necesito que seas sincera - suspiró - ¿Me besaste?

-No - respondí.

-Mirame a los ojos y dímelo- insistió a centímetros de mi cara, acariciándome la mejilla y mirándome a los ojos.

-Te he dicho que no - suspiré sin evitarle la mirada.

-De acuerdo - respondió - sólo quería asegurarme porque no quiero perder a una persona como tú por una tontería como esta. Me he pasado toda la semana rallandome y estoy harta de esta mierda- dijo dando vueltas de un lado a otro.

-Vale y ¿por qué no nos olvidamos de esto? Puede quedar en una anécdota de borrachera.

-Vale- respondió tranquilizandome - Vale, vamos a dejarlo en eso. Pero de momento no se lo digas a nadie.

Sinceramente odiaba mentirle.
Era más que obvio que la había besado y que me había gustado.
Nos había gustado.
La conocía desde hace tan poco y tenía tantas ganas de ir a más... Por eso lo mejor era cortarlo de raíz.
Si tenía que ocurrir ocurriría.
Si tenía que volver a besarla pasaría.

Los siguientes días hicimos como si no hubiese pasado nada.
Ella se moría de ganas y yo también.
Había una necesidad extraña de rozarnos pero intentábamos disimularlo lo máximo que podíamos.
Nadie lo podía saber. Ni si quiera nosotras lo podíamos saber.

Porque eramos amigas ¿verdad?