Natalia tomó la mano de Daniel y la colocó en su propio cuello. Daniel la acaricio, sintiendo su piel blanca, suave y firme al mismo tiempo. Había un pequeño lunar en medio de la blancura, que a Daniel le pareció encantador. Natalia hizo que su mano bajara por su hombro, por su brazo, hasta su pierna. El muslo de Natalia. Daniel no tenía palabras para describirlo. Lo estaba sintiendo a través de la pollera, y aún así le estaba costando trabajo controlarse.
Natalia introdujo la mano de Daniel debajo de la pollera. La chica tenía medias altas, que eran agradables al tacto.
De golpe lo alejó, temblando ligeramente.
—Perdón —dijo —. Creí que podía pero no.
El silencio cubrió la habitación de la chica.
La mano de Daniel ardía.
—No te presiones —dijo Daniel, con todo el cariño del que era capaz —. Te voy a esperar todo el tiempo que quieras.
La chica le tiró con un almohadón, furiosa.
—No todo pasa por vos idiota. ¿Te pensás que no quiero que me beses? ¿Qué no quiero coger? No me puedo ni masturbar sin que me vengan a la mente los recuerdos de todo eso.
Había sido abusada. Eso era todo lo que Natalia le había contado. Daniel se quedó con la boca abierta.
—Disculpame —atinó a decir.
La expresión de Natalia se ablandó.
—No, vos disculpame, no tenés la culpa.
Daniel había pasado una semana en el hospital, y Natalia había ido a visitarlo religiosamente. Cuando salió, la chica tenía la idea fija con que quería que hicieran algo, pero no se atrevía ni a besarlo ni a que la tocaran. Daniel se odiaba por sentirse así, pero la situación lo hartaba.
—¿Por qué no vas a un psicólogo? —dijo por fin.
—¿Qué? ¿Te parece que estoy loca ahora?
—¿Qué? No-
—Callate entonces.
—Necesitas ayuda Natalia, no fue fácil por lo que pasaste. Te está afectando, acá y en el otro mundo.
—¿Es en todo lo que pensás no? ¿El otro mundo?
—Bueh.
—Perdón, no estoy bien, no estoy...es todo culpa de ella. Hija de puta.
—¿Qué? ¿De quién?
—De mi mamá.
—¿Por qué? ¿Ella fue la que...?
—No, fue el tipo con el que salía en ese momento. El tipo y los amigos. Me prostituía Daniel. Pagaban para tener sexo conmigo. Tenía diez años.
Daniel se llevó la mano a la boca.
—Por Dios —dijo.
—De los diez hasta los doce me violaron todos los fines de semana, que eran los días que mi vieja laburaba. Le dije a mi mamá siempre, nunca me creyó hasta que pude robar una filmación que los tipos habían hecho y se la mostré. El tarado de Marcelo tenía el video todavía en el celular y se lo saqué mientras se bañaba.
Daniel estaba sin palabras.
—¿Te preguntarás que pasó con los tipos? Todos presos. Todos presos, y yo me jodo ¿no? Porque ahora cada vez que quiero hacer algo sexual me acuerdo de todo eso.
Daniel la abrazó.
—Shh, tranquila.
—No me digas que esté tranquila. No estoy tranquila —dijo, y se puso a llorar.
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La Diosa Oscura (New Game)
FantasíaDaniel es un adolescente tímido y retraído. Blanco de burlas en la escuela e ignorado por Natalia, la chica que le gusta, su único refugio son sus sueños, en donde es un asesino con grandes habilidades. Cuando Natalia aparece en su sueño atacada por...