Capitulo 9 (Bonnibel)

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Miraba con atención hacia la chica que estaba sentada frente a ella en uno de los sillones de la sala de estar.

Sintiéndose feliz de saber que no se había olvidado de ella, pues el sentimiento de inquietud no le dejaba estar tranquila y, si sumando los exámenes finales que estaban a la vuelta de la esquina... estaba por ponerse loca.

—Entonces... ¿Qué te trae por aquí? —Pregunta en un intento de sonar relajada mientras se recarga en el sofá color crema.

Bonnibel no recordaba que el sofá fuera tan incomodo.

—Creo que ya sabes porqué —contesta haciendo una mueca mientras evita su mirada, nerviosa.

Bonnibel parpadea por la sorpresa.

—Cierto... quieres hablar — ríe incomoda, dándose cuenta de su pregunta tonta —¿De qué quieres hablar, exactamente?

—Quiero hablar de nosotras; de lo que pasó anoche —pausa—la llamada.

Entonces, reinó el silencio.

—Oh, entiendo —dice notablemente incomoda—Solo digo que estaba borracha, por lo que cualquier cosa que te dije... seguramente fue mentira... ya sabes, cosas de borrachos que dicen... lo primero que se les viene a la mente sin medir las consecuencias de sus palabras —suelta una risa nerviosa—No te lo tomes en serio.

Marceline deja de mirar al suelo para ver sus ojos color chocolate.

—¿Mentira? — su voz salió como un susurro, uno melancólico y con un toque de tristeza notable, muy notable.

—Mentira.

Se levanta de golpe, conteniendo las lagrimas.

—Entonces... me estás diciendo que todo lo que me dijiste es mentira... que todas tus lindas palabras... solo fueron mentiras ocasionadas por... ¿El alcohol? ¿Es eso?

Bonnibel no dice nada.

—¡Contéstame, maldita sea! Repite tus palabras —se muerde el labio por frustración—Porque dudo que todo lo que me dijiste fue mentira —respira hondo—. Porque puedes mentirle a todo el mundo; puedes mentirle a todo el mundo, incluyéndote... pero no yo. Quiero creer que lo que me dijiste fue verdad —Se cubre la cara con sus manos, ocultando su rostro de la mirada de sorpresa que le dirigida Bonnibel—Tiene que ser verdad.

Ahora si qué estaba confundida: "¿Qué está pasando aquí?"

—Marceline ¿Estas bien? —le mira preocupada—siéntate y relájate —se acerca tocando su hombro derecho en un intento de tranquilizarla—si quieres podemos-

—¡No me toques! —Grita interrumpiéndola, alejando su mano—No sabes... no sabes cuan feliz me sentí cuando me dijiste que me amabas —se secó las lágrimas con la manga de su camisa—. Tampoco sabes lo ilusionada y nerviosa que estaba al saber que sentías lo mismo que yo —suspira pesado —Pero ahora me doy cuenta que fui una tonta... una estúpida.

Bonnibel no sabía que decir, había tanta información que procesar.

Esto tenia que ser broma; una broma de terrible gusto.

—Me estás diciendo que... o sea tú... ¿Me amas? —las palabras de Bonnibel fueron torpes e inseguras, representando como se sentía en ese momento —¿En serio me amas?

Bonnibel juraba que estaba soñando... debía de estar soñando.

—Creo que sería mejor que me vaya —dice Marceline, evitando su pregunta—No fue un gusto hablar contigo, Bonnibel Bubblegum —con rapidez, recoge sus pertenencias—Espero y nunca crucemos camino otra vez.

Se levanta para dirigirse a la salida. 

—No me dejes, por favor. No ahora que necesito respuestas — la persigue hasta llegar a la puerta, donde Marceline se encontraba dándole la espalda, quieta.

Ahora es Marceline la que se queda callada, aun en el dilema mental de si escucharla o no.

— No recuerdo con exactitud lo que dije —dice—Pero si dije lo que te dije... entonces debo de dejar de ser una cobarde y ser honesta, no solo contigo, sino también conmigo — Aguanta la respiración—Te amo, Marceline, y me gustaría que contestaras mi pregunta... ¿Me amas?

Marceline voltea mirándola directo a sus ojos, evitando llorar por segunda vez.

—Me gustas —pausa—mas no te amo... y por lo que veo, no se si algún día lo haga.

Bonnibel comienza a llorar.

  —¿Por que? — le mira—¿Por que no simplemente podemos estar juntas? Yo que deseo estar a tu lado. 

—¿Estas consciente que no nos conocemos lo suficiente, verdad? —dice notablemente frustrada—¿Cómo sé que dices la verdad? ¿Cómo sé que no vas a jugar con mis sentimientos? —respira— ¿Como puedes ser tan tonta en decir amarme? No me conoces ni yo a ti... somos prácticamente desconocidas.

Bonnibel le toma de la cara, queriendo ver de cerca su perfecto rostro.

—Entonces permíteme conocerte, y yo te permitiré conocerme... Así sabrás si miento o no ¿Qué te parece? —Le seca las lagrimas  con su pulgar—¿Me harías el honor de ser tu novia?, ¿De enamorarte? 

Marceline se preguntó, sonriendo con tristeza, si valdria la pena.

Si valdria la pena.

BubblegumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora