Era un nuevo día.
Bonnibel se había levantado más temprano de lo usual.
Su cara se veía demacrada; su cuerpo y ropa olían a alcohol, y el dolor de cabeza le dejaba un mal sabor de boca a tan tempranas horas en la mañana.
Recordaba vagamente la conversación que había tenido la noche anterior con Marceline: unas risas por aquí, unos murmullos de fondo por allá... pero nada más.
La desesperación de saber de qué hablaron la consumían lentamente. Necesitaba saber. Debía de saber.
Pero no ahora, primero necesitaba relajar su mente un poco y pensar.
Respiró hondo, alejando todo pensamiento negativo de su sistema y buscando entre los cajones de la habitación unas buenas pastillas para bajar el dolor de cabeza que no le dejaba pensar con claridad; después de unos minutos de tortuosa búsqueda, por fin los encontró.
Sabia que no podía tomarse la pastilla así como así, por lo que fue a la cocina a servirse un plato de cereal.
Prendió la radio y empezó a tocar un tal ideaded, o algo así; en verdad no le importaba mucho.
La canción comenzó a sonar, haciendo que Bonnibel siguiera el ritmo con silbidos y palabras inventadas en un intento fallido en cantar en Coreano, moviendo al compás sus pies de forma infantil y divertida.
—Now it's enough to make us what we are. And just enough to show you all my mind —Cantó la única parte de la canción que se había aprendido con un asentó terrible y pobre del ingles.
Dejó el plato en la mesa y se sirvió un vaso de agua para acompañar la pastilla.
Cuando terminó, fue al baño a bañase; cepilló sus dientes e hizo sus necesidades como todas las mañanas después de despertarse, luego fue a su cuarto a cambiarse volviendo a tararear la canción que había escuchado minutos antes por primera ves.
Fue a lavar su ropa y a limpiar un poco la casa (algo que solo hacia cuando necesitaba pensar y relajarse, pues en circunstancias normales ni siquiera se dignaría a lavar los platos).
Cayó rendida al sofá mirando el techo incoloro de la sala.
Eran las 12:31 pm y aun no había hecho nada con el asunto de Marceline.
No quería ni imaginarse de qué estuvieron hablando anoche.
Sacó del pantalón su celular con la intención de ver sus notificaciones y relajarse un poco más cuando vio que en la pantalla había un mensaje no leído de ni mas ni menos que su adoraba pelinegra.
Bonnibel estaba sorprendida, pero decidió abrirlo.
Marceline: Voy a tu casa en unos 10 minutos, necesitamos hablar.
Lo único que cruzo la mente de Bonnibel eran unos cuantos "¿Por qué?"

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Bubblegum
Fiksi Penggemar❬ Bubbline ; AU ❭ Bonnibel le hace una pregunta muy peculiar a Marceline: "Hey, ¿Quieres un chicle?"