Mi borracho favorito en TODO EL MUNDO.

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-¡Virginia!- exclamó mi tío.

-¡En el baño!- exclamé desde mi cuarto.

Había una regla, una extraña regla, en esta casa “No puedes interrumpir a nadie mientras esta en el baño” no sabía quién la invento ni porque pero todos la seguíamos al pie de la letra.

Cuando termine mi desayuno baje. Jason seguía sin camisa tumbado en el sofá mirando su teléfono. No se veía tan mal, seguro vomito en su playera o tiene calor. Como sea, el punto es que esta sin camisa y así se ve guapísimo por no decir buenísimo.

-hey, Virginia- me llamó el- ¿quieres ir a una fiesta más tarde?

-¿Jason invitándome a una fiesta?- pregunté yo sorprendida.

Fui a dejar mi plato a la cocina y regrese con Jason aun sin responderle.

-¿eso es un sí?- inquirió él.

-¿de quién es la fiesta?- pregunté tumbándome junto a él en el sillón.

-del hijo de una amiga de mi mamá, quiere que vaya y dijo que también vinieras- me explicó- no me dejes ir solo.

-bueno, solo si no te emborrachas- el asintió- entonces sería un placer ir.

Jason comió en casa de mis tíos. Mi tío le presto una playera, si no Julieta querría comer sus abdominales en vez de la comida.

Después de comer me quede con Julieta en la cocina.

-Querida, tenemos de algo que hablar- le dije.

-¿es sobre tu amigo guapo?- inquirió ella emocionada.

-si… debes saber que ya está apartado- le dije.

-¿por quién?- Inquirió ella.

-por mi obvio- le dije- yo lo vi primero.

-¿tu? Ja, estás loca- se mofó ella- seguro me prefiere a mí.

-espera ¿Qué?- inquirí, ¿esa niñata cree que me va a quitar a Jason?- tienes doce años, así que ni siquiera lo intentes.

-no te gusta tener competencia ¿o sí?- inquirió ella.

-¿competencia dices?- me burlé de ella- ¿quieres que compitamos por el entonces?

-si no eres tan cobarde, aceptaras- se burló ella.

-bueno, acepto- le dije sonriendo maliciosamente- Punto para mí porque ¿adivina quién ira con él a una fiesta?

Ella rodó los ojos, me sacó la lengua y se fue de la cocina. Rodé los ojos y continúe lavando los trastos. Jason se despidió de mí y se fue a su casa para dormir un poco y arreglarse para la fiesta.

-hey, tía ¿puedo ir a una fiesta?- pedí casi rogando.

-cariño, yo confió en ti y por mi ve a todas las fiestas que quieras pero tendrás que convencer a tu tío- me dijo ella maternalmente, siempre puedo escaparme- pero escaparte no es una opción.

Suspire y le sonreí. Convencer a mi tío sería imposible.

Toqué la puerta de la oficina de mi tío y entre. Él estaba en su computadora trabajando y haciendo lo que los adultos de estos días hacen, tal vez jugando Candy Crush o algún juego pasado de moda.

-hey, tío ¿puedo ir a una fiesta, por favor?- pedí.

-buen intento pero no- dijo el sin despegar los ojos de la computadora.

-pero ¿Cómo pretenden ayudarme a ser una chica normal?- inquirí haciendo pucheros, por eso se supone que vivo con ellos, para que tenga una vida normal y no viva sola o con ve tú a saber quién.

Arriba en el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora