Jason, mi estomago duele.

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En cuanto me desperté el lunes gritaba “Será una excelente semana”

Virginia.

-¡Hagamos un pastel!- exclame a mitad de educación física.

-Seguro, ¿Cuándo tienes la tarde libre?- me dijo Jason sonriendo.

Oh, hoy tenía la cita con Max.

-¿mañana?- pregunté- te diría hoy pero voy a salir con Max.

No debí decir eso, Max me metió en la cabeza lo de ponerlo celoso.  Me vengare de Max, encima Jason ni siquiera se inmuto, solo se encogió de hombros.

-claro- dijo Jason y siguió jugando basquetbol.

Al salir de la escuela Jason estaba recargado en la puerta de mi auto. Antes de que yo pudiera acercarme a Jason se le acerco una chica de cabello pelirrojo falso.  

Ella le empezó a hablar animadamente con él, Jason al verme rodo los ojos. Sonreí y me encamine a mi auto.

-Hola- saludé animadamente.

-¿y tú eres?- preguntó ella mirándome como alguien miraría un vaso de leche cortada, que amable.

-Virginia, un gusto- dije yo sonriente.

-Lo que digas- me dijo haciendo un ademan con la mano- como te decía, ven a mi fiesta de cumpleaños.

-Veré que puedo hacer- dijo Jason.

-Tú también puedes venir- me dijo ella y se fue.

Sonreí. Subimos al auto y lo deje en su casa.

Al llegar a la mía me encontré con Max recargado en su auto, un auto bastante lujoso. El chico está vistiendo un saco, una camisa blanca y jeans. Él llegaba un poco temprano o yo un poco tarde, de todos modos ¿a quién le importa?

-Qué bueno que llegas- me dijo él.

-Solo me cambió y estoy lista- estacione mi auto y entre a la casa corriendo.

Me puse un vestido de rosas rosas (Ja, duuh) con algunas hojas verdes, era de tirantes y llegaba sobre mis rodillas, me puse unos tacones rosas y tome un bolso pequeño donde dentro se encontraba mi celular, mi cartera y ¿Qué más meto?, no sé qué las chicas tienen en sus enormes bolsos porque las dos cosas que yo tengo las considero lo importante y necesario.

Baje las escaleras lo más rápido que mis tacones me permitieron.

-Tengo una reunión con los arcángeles- grite- nos vemos más tarde.

Abrí la puerta de la entrada y camine hacia el auto de Max.

-Te vez asombrosa, princesa- exclamó el chico- y tal vez yo no sea un príncipe que monta un corcel pero tengo un lamborghini, nena.

Yo rodé los ojos pero después sonreí. Que yo sepa los lamborghini son caros y lujosos.

-Vámonos, linda- me dijo el- ¿no está Jason por aquí?

-No, pero sabe que voy contigo a algún lugar- le dije.

El abrió la puerta para mí y yo me subí a su auto. Max condujo por la ciudad hasta llegar a un restaurante bastante elegante. El chico me abrió la puerta, el restaurante estaba lleno de gente elegante con largos vestidos. Creo que yo estaba un poco fuera de lugar, todos los vestidos eran color crema, blanco o negro y el mío resplandecía color.

Había mesas puestas ordenadamente en toda la habitación y en el fondo había una banda tocando lo que yo reconocí como jazz y frente a ellos encontraba una pista de baile con algunas parejas bailando lentamente.

Arriba en el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora