Capítulo cuatro.

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Hoy de verdad que no tenía ganas de nada. Desperté, me levanté e hice mis cosas con toda la desgana del mundo. Y para mi mala suerte, aún así no podía faltar al trabajo, así que sólo me envié ánimos mentalmente y salí de apartamento con algo parecido a una sonrisa. Lo único bueno es que ya funcionan los ascensores, así que me fui en uno de ellos. Cuando entré a este vi a Matthew y le di un saludo con la manito.

—Hey —saludó con ese acento hermoso que tiene.

—Hey —respondí. Hubo un silencio incómodo por unos segundos hasta que él habló.

—Esa vez que nos vimos en el parque, no escuchaste lo que dije, ¿cierto? —preguntó divertido y me sonrojé.

—Pues... La verdad es que no, iba corriendo a velocidad de la luz hacia mi trabajo.

—Bueno, te pregunté, más bien te grité —dijo corrigiéndose—: Si había alguna posibilidad de verte de nuevo.

—Estás viendome ahora, ¿no? —rió levemente y sonreí nerviosa.

—Pues sí, pero me refiero a salir —mi sistema respiratorio sufrió un ataque ante su declaración. ¿Él quería verme? ¿salir? ¿ESTAR SOLOS?

—Tú... —dije nerviosa— ¿quieres salir conmigo? —Matthew sonrió. ¿Por qué sonríe tanto? Demonios, se ve guapo cuando lo hace.

—Claro que sí —dijo... ¿emocionado? ¿qué?. Aclaró su garganta y volvió a hablar—. Eres bastante guapa, y me gustaría conocerte más.

—Pues... —muy bien, Mel. Es tu oportunidad— Sería un placer salir contigo.

—Entonces, pasaré por ti a las 8, ¿está bien?

—Claro que sí, estaré esperando —le guiñé el ojo, aunque no sé cómo lo hice, y di media vuelta para irme. Escuché su adorable risa mientras me alejaba.

—¡Hasta luego! —exclamó. Giré mi cabeza y lo saludé con la mano y una sonrisa. ¿De verdad estoy sintiendo algo por este chico? O quizás solo es mi imaginación, es alguien adorable.

Luego del trabajo llamé inmediatamente a mi chica para ver en qué andaba. Necesitaría de su gran ayuda.

—¿Alma? —pregunté en cuanto atendió el celular.

—¿Sí, amor? —reí a su apodo y estoy segura de que ella sonrió.

—¿En dónde estás?

—En el departamento, ¿por qué?

—Quédate ahí —murmuré, quería asustarla—. Creo que... —hice una pausa y me corregí—. Ha pasado algo. Voy en camino.

—¿QUÉ? ¿MELODY? ¿QUÉ...? —y le corté. Me reí al escuchar su voz asustada, tan ingenua mi bebé.

Para cuando llegué al edificio, tenía 20 llamadas perdidas de Alma. Es tan linda la muchacha. No entré al departamento, sino que en vez, golpeé la puerta de manera ruidosa y rápida.

—¿QUIÉN ES? —escuché gritar a mi amiga austada y reí para mis adentros.

No respondí y puse mis llaves en la cerradura. Abrí lentamente la puerta y exlamé: —SOY TU... —no terminé mi frase porque en cuanto vi a Alma con almohadas alrededor de su cuerpo y con sartenes en sus manos, me reí como desquicidiada.

—¡Estúpida! —insultó delicadamente—. ¡¿Sabes el miedo que me causate?! —el sonido de mi risa focal se escuchó por todo el departamento hasta que recordé mi objetivo de esa noche y me puse seria.

—Tengo que decirte algo importante —hice una pausa breve—. Matthew me invitó a salir. Esta noche.

Ambas estuvimos en silencio hasta que Alma habló.

—¿Quién es Matthew? —preguntó alzando una ceja y mis mejillas se ruborizaron. No les había contado a las chicas sobre Matt. Rayos.

—Eeh —balbuceé. Nunca balbuceo, ¿qué diablos me está pasando?—. Es un chico... que conocí hace unos días. Vive en este edificio y...

—MI MEJOR AMIGA YA TIENE NOVIO —interrumpió Alma con su gritito emocionado—. QUE RÁPIDA ERES CHICA, ENSEÑAME —reí a su comentario e intenté seguir explicándole.

—¡Cállate! —exclamé ruborizada a más no poder. Creo que si pusieran un tomate al lado mío no encontrarían la diferencia y me harían ensalada—. Sólo ayúdame, ¿sí? No sé qué usar. Les hablaré de él en cuanto llegué, ¿bueno?

—Claro. VEN. VAMOS —¿cómo es que esta chica puede emocionarse más que yo? Nos dirijimos a mi armario a ver que tenía y Al escogió un hermoso vestido de encaje negro.

—¿No es mucho? —pregunté al verme puesto con él, era algo ajustado.

—¡Claro que no! —exclamó—. Ahora maquillaje —De verdad odiaba esto de ser una chica. Fuimos al baño y mi amiga sacó su lado femenino en mí.

Alma terminó con su trabajo de dejarme como un payaso a las 8 en punto (a mí parecer, según ella me veía hermosa); el timbre sonó, mi corazón dejó de funcionar y Alma lanzó un chillido.

—¡ESTÁ AQUÍ!

—Grita un poco más fuerte, amiga. Creo que los vecinos no te escucharon —dije rodando los ojos. Ella solo soltó un bufido, salió del baño y fue a abrir la puerta.

—Hola —escuché en susurro la voz de mi amiga—. Ven, pasa. Melody no tarda en salir.

Me miré en frente del espejo y no estaba tan mal después de todo. Salí del baño y visualicé a Matt sentado en el sillón con un traje azul marino que le quedaba fantástico. "¿Es muy tarde para encerrarme en mi cuarto?" pensé asustada. Quizá lucía patética ahora mismo.

—Wow, Mel —dijo con su voz ronca de macho—. Te ves hermosa.

—Gracias, Matt —dije ruborizada—. Tú te ves muy bien —me acerqué a él para saludarlo de un beso en la mejilla. Sentí la presencia de un ser mirándonos fijamente como si fuéramos una pareja de pingüinos. Alma nos dio leves palmadas en la espalda para guiarnos fuera del departamento y sonrió.

—Quiero a mi chica aquí antes de las 12 —dijo y Matt sonrió. Jamás vi una sonrisa tan deslumbrante.

—Ten eso por seguro —afirmó y me tendió su brazo. Sin dudarlo acepté y anclé mi brazo al suyo. Mi amiga nos sonrió con picardía y dijo un breve adiós para cerrar la puerta. Sonreí con nerviosismo y hablé.

—Entonces, ¿cuál es el plan?

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