** Prólogo: Alejandro **

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<< Alejandro >>

Tamborileé, con parquedad, mis dedos contra el volante mientras estacionado esperaba que por algún lado llegará aquella chica insoportable de ojos grandes y trasero respingón.

Aquella decisión de ir a verla había sido tan impulsiva como precipitada, tanto era así que ahora dudaba de que aquello hubiera sido buena idea. Y más cuando Nuria iba a buscar explicaciones a tantas cosas. A una de ellas era a aquella marca que amorataba mi pómulo y que en aquel momento estaba contemplando en el espejo retrovisor del coche. Si era sincero no quería ponerla al día con mis dramas familiares, a ella no le interesaban en lo más mínimo, pero había una pequeña parte de mí que quería involucrarla hasta el punto de que ella fuera la que me tendiera la mano para salir de aquel callejón sin salida que era mi vida.

Un amago de sonrisa elevo mis labios cuando la vi aparecer al final de la calle. Con detenimiento, y más al no ser descubierto, la observé caminar con seguridad mientras aquellos pantalones vaqueros se ajustaban a sus piernas con descaro. Iba preciosa, pero normalmente lo iba. No sabía si lo hacía adrede o simplemente es que le quedaba bien hasta una bolsa de basura. Ajustándose la bufanda estaba cuando sus ojos divisaron mi coche y me divisaron a mí. Una cálida expresión iluminó su rostro dulce y noté casi como la bilis me subía. Era idiota, ella simplemente era idiota al sonreírme de aquella manera cuando había sido tan cabrón con ella.

- Hol... -su saludo se quedó mudo al mirarme a través de la ventanilla que había bajado para escucharla con mayor claridad - ¿qué te ha pasado? - fue a tocarme la mejilla, pero su mano se quedó suspendida en el aire. Parecía tener miedo de tocarme y que aquello me molestase.

- Puedes tocar, no muerdo - le aseguré deteniéndome a mirar algo embobado sus mejillas sonrojadas, sus labios, su cabello lacio, la piel de su cuello...- al menos aún - ella sonrió levemente y tocó con sus dedos fríos mi pómulo malherido. A pesar de tener la piel helada, aquel roce delicado me produjo un calor acogedor.

- ¿qué te ha pasado? - reiteró sin dejar de clavar sus ojos marrones en mí.

- No es nada - contesté a lo que ella respondió pellizcándome sin llegar a ser dañina, aun así, me dolió su pellizco.

- no recuerdo las palabras exactas que me dijiste cuando me queme las manos con la cuerda, pero era algo así como no finjas que no te duele por ser políticamente correcta, ¿no? - farfulló con demasiada ironía en su voz melodiosa. Las comisuras de mis labios se elevaron ligeramente.

- Bien jugado - alabé. Ella hizo un gesto cómplice que me pareció encantador. No sabía que era lo que me atraía de ella, la cuestión era que allí estaba, por aquella mujer que era guapa, no cabía duda, pero no era ni mucho menos la mujer más guapa que había visto en mi vida, aunque si era la que mejor me tenía cogido de los huevos- venga, sube y dime a dónde vamos.

Tras un pequeño debate en el minúsculo habitáculo, que ahora me parecía el interior de mi coche, decidimos ir a un pueblo que estaba a unos quince minutos en coche para poder comer en un restaurante conocido para ella.

Las carreteras eran un tanto serpenteadas, a pesar de ser anchas por lo que tuve que tener especial precaución, atendiendo sobre todo a que apenas llevaba tres meses con aquel coche con el que todavía no había hecho ningún viaje largo. Había decidido comprármelo una vez hubiera aprobado para inspector e ir pagándolo poco a poco a plazos con la financiación que me permitía la cobertura que me daba el concesionario, pues a pesar de ser un coche más bien normalito, yo no tenía capacidad económica para haber efectuado el pago de otra manera.

- Está muy bien equipado - convino Nuria revisando su alrededor - y el color rojo le va genial - sonrió en el asiento del copiloto - ¿te ha salido muy caro? Estoy empezando a mirar coches para meterme en uno cuando salga de la academia - me explicó haciendo que nos metiéramos en una cómoda conversación sobre los diferentes coches que yo había barajado antes de decantarme por el mío.

Elígeme A Mí  - #PSICOLOGAS1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora