<< Luz >>
Convine con Bruno el dormir juntos. Cada uno a un lado de la espaciosa cama que presidía el cuarto de aquel hombre.
Pensé que me costaría dormirme, pero apenas caí en la cama, tuve que caer dormida, ya que no recordaba nada.
Fue sobre las cuatro de la mañana, cuando me desperté desorientada, con la respiración entrecortada y con la sensación de tener las manos de aquel tipo sobre mí.
Con la respiración agitada, algo sofocada y con un sudor frío me incorporé y pegué un repullo al notar una mano sobre la mía. Me giré y vi a un adormilado Bruno pendiente a mí.
- ¿Estás bien? - me preguntó con sueño y solo pude balbucear un sí- eso es que no - dijo mientras se incorporaba un poco para encender la luz de la mesita y así poder verme el rostro con claridad.
- solo ha sido una pesadilla - le contesté bajo su atenta mirada.
- ¿qué puedo hacer para que te sientas mejor? - preguntó, ya que desconocía mis límites y sabía que un movimiento en uno de mis picos de estrés no era adecuado.
- Nada, tranquilo, me iré serenando - le aseguré, aunque no parecía convencido.
- de acuerdo - quiso dejarme espacio y lo agradecí.
Pasaron unos minutos y noté que el pesar de la pesadilla pasaba, y que el recuerdo de lo sucedido, del tacto, del olor de aquel sujeto iba desapareciendo para dar paso a la calma que me daba el hombre que, en silencio, me observaba.
- ¿me puedo acurrucar contigo? - pregunté algo nerviosa y él sonrió.
- todo tuyo - estiró sus brazos y, con mucha vergüenza me acerqué a él. Bruno, ni se movió, pero si bajo sus ojos para encontrarse con los míos y sonrió - relájate y descansa - me pidió y reconozco que inundar mis fosas nasales con su masculino olor, me calmó. No tenía nada que ver con el olor a aceite, sudor y tabaco de Carlos, y por ello pude sumirme de nuevo en un cálido y reparador sueño.
Cuando nos levantamos, más descansados de lo esperado, él seguía con sus brazos tendidos y me llegó a hacer gracia, que fuera tan concienzudo en su misión de ser protector con respecto a mí, y a mi pesado trauma.
Desayunamos, enfrascados en una rutina ya casi cotidiana y relajada, y nos preparamos para acudir a las oficinas centrales de la unidad de crimen organizado.
Alejandro también se nos unió y los tres, nos presentamos allí, cada uno con emociones distintas. Alex parecía decaído y un poco abstraído. Bruno lo notaba muy dispuesto a llevar la contraria y a corregir cada cosa que nos dijeran, y yo por mi parte un poco nerviosa por tener que presentar declaración, y recordar cada detalle de lo ocurrido ayer.
Y precisamente por aquello tuvimos que empezar, ya que un cabreadísimo Hugo nos recibió, y nos propuso esperar a Nuria, la cual al parecer no sabía dónde se encontraba. Prefería que ella estuviera para exponernos el caso y por ello decidió cogerme declaración en primer lugar.
La verdad que durante todo el interrogatorio parecía molesto y nervioso. Miraba su teléfono, y supuse que era por Nuria.
Me tiré relatándole todo lo vivido durante algo más de una hora. Él me pedía datos concretos y yo se los iba dando, al igual que Bruno que tuvo que dar su versión, ya que al haberlo abatido tenía cierta responsabilidad que documentar para que no se le abriera un expediente.
Casi finalizando mi relato, apareció Nuria, y todo lo que Hugo había estado reprimiendo durante la exposición de hecho salió a la superficie.
- ¿Se puede saber dónde estabas? - le preguntó nada más entrar y ella nos miró a los tres y nos dedicó un leve saludo, antes de encararse a su superior.
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Elígeme A Mí - #PSICOLOGAS1
Storie d'amore" Elígeme a mí" - #PSICOLOGAS1 - Elígeme a mí y verás tu mundo arder, tendrás que enfrentar cada uno de tus miedos, y estarás expuesta al dolor... - susurró con la voz roca mientras una de sus manos se enterraba en mi cabello. - ¿y si no te eligiera...