Elígeme A Mí - #PSICOLOGAS1

** Capítulo 8: Luz **

<< Luz >>

- ¿Podemos hablar un momento? - la suave voz de Nuria me llegó mientras asentía con la cabeza - si no te importa, sería mejor en privado - dijo al estar en el pasillo y le señalé el despacho de nuestra unidad, pero su expresión me hizo saber que no era buena idea. Supongo que su conversación conmigo no debía de ser presenciada por mi superior.

- ¿Ocurre algo? - pregunté mientras cerraba la puerta de un pequeño despacho utilizado casi de almacén. Ella algo seria se apoyó en un escritorio lleno de cajas y papeles.

- Luz, como sabes tenemos varias vías abiertas en nuestra investigación - comenzó a decir mientras yo me cruzaba de brazos algo incómoda- tenemos algunos agentes pendientes de los movimientos de personas concretas, y hemos descubierto que un joven, que en numerosas ocasiones se le ha visto con Zacarías y otros miembros de los que suponemos que trabajan con... bueno esta banda, ha estado visitando a un preso en concreto - se detuvo para evaluar mi expresión, pero estaba intentando procesar sus palabras, así como intentaba averiguar por qué me comunicaba a mí esto - Carlos Zubia - nada más decirme aquel nombre sentí que mi respiración se descompensaba y creo que ella lo notó e intentó acercarse a mí pero la detuve haciendo un gesto con la mano - sé que es difícil de procesar pero siento decirte que no es eso lo que vengo a decirte - murmuró algo insegura - anoche hubo un fallo en la seguridad y...

- no...- balbuceé sintiendo como la bilis se me subía.

No tuve tiempo de escucharla. Tuve que salir corriendo al baño y acabé vomitando todo lo que tenía en el cuerpo, mientras el temblor no dejaba de recorrer mi cuerpo.

Que aquel tipo estuviera fuera suponía la posibilidad de volver a encontrármelo de frente y no sabía si estaba preparada. Tampoco lo estaba para que estallase la noticia de su huida y de cómo los medios se cebarían a recordar aquel caso que me implicaba, al igual que implicaba a otras mujeres, algunas con peor suerte que la mía.

- Luz, ¿puedo pasar? - podía notar a Nuria preocupada, pues su tono reflejaba aquella emoción. Al no obtener contestación por mi parte, decidió entrar en uno de los aseos individuales que había dentro del aseo femenino de la comisaria y, con pesar, subí mi mirada hacía ella.

Noté mis ojos cargados de lágrimas y notaba una nueva arcada.

- Estoy contigo, ¿de acuerdo? - me susurró y poniéndose a mi lado, en aquel estrecho aseo, me acompañó.

No me pidió calma, o tranquilidad. No me exigió recuperarme de aquel ataque que estaba sufriendo. Sólo me acompañó, con un rostro sereno y con pequeñas caricias en la espalda.

Agradecí su templanza, su paciencia y su manera de tratarme, a pesar de no poder controlar mi estado emocional hasta pasada casi media hora. Se podía decir que pasado aquel tiempo estaba más recuperada pero no estaba, ni de lejos, aún preparada para salir de aquel lavabo. Tendría que tener unas pintas horribles y seguro que mis compañeros notarían todo aquello y me agobiarían a preguntas que no quería responder. Sobre todo, a Bruno...

- no hay nadie fuera, salgamos y lávate un poco la cara - me aconsejó mientras salíamos de aquel pequeño habitáculo, hacía los lavabos que había frente a un gran espejo.

- madre mía - suspiré y ella, con dulzura, me sonrió tiernamente.

- tranquila, tengo maquillaje y algunas cosas en mi bolso - me señaló.

- ¿Esperabas esto? - le pregunté antes de inclinarme para lavarme la cara, aunque aún sentía un temblor y una inseguridad increíble.

- solo pensé en cómo me hubiera sentado a mi este tipo de noticias - me explicó y no pude evitar pensar en cuanta empatía tenía aquella chica, ¿cómo era posible que tanto Alejandro como Bruno estuvieran tan molestos con ella? - siento mucho no haber manejado la situación todo lo bien que pudiera, pero era necesario que lo supieras.