Capítulo ocho. Tear you apart

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Guerra antes de efectuar su estrategia quería convencer a Vanidad de que tenía trabajo en la Tierra y no era necesario que estuviese preocupada por las cosas en Ithis, que él se encargaría.

Lo logro encontrándole un trabajo con un par de diseñadoras de modas británicas y con una banda de música de New York, eso definitivamente la mantendría ocupada y a él en un claro alivio de hacer lo que más le plazca sin que ella lo notará... al menos en un par de días.

En su mente corría el "Debo ser rápido y sin retrasos"

Entonces todo comenzó muy, muy rápido.

En unos hermosos laureles cerca de una fuente en forma de ninfa Vida se encontraba encorvado, deprimido y pensando toda la situación actual, mientras alguien de traje militar se trasladó detrás de él con una sonrisa en su rostro lleno de ira.

- Guerra, ¿Qué demonios quieres ahora? ... ¿Te molestaría regalarme un poco de privacidad? – refunfuño molesto el Dios benefactor sin darse la vuelta o desencorvarse.

- ¿Sabés siquiera por qué tuve que matarte? – continuo Guerra un poco molestó.

- No me importa en absoluto eso ahora. – confesó Vida.

- Igual necesitás saberlo – continuo – Vida, tuve algo que ver con Muerte antes de que te obligáramos a destruir a la humanidad, fue todo un caos que ambos armamos, sólo para que nos dejarás en paz, Vanidad nunca lo creyó y por mi mejor, pero tú no eras tan ingenuo, así que cuando nos descubriste, tuvimos que callarte la boca.

Vida estaba paralizado, no sabía cómo contestar a eso... Si lo que sabía de Muerte y Tiempo le molestaba... esto era aún peor, estaba enamorado de un hombre... que efectivamente, jamás lo amo y siempre lo utilizó.

Lo que siguió después fue demásiado rápido.

Un sirviente con forma de militar dio presencia del lado derecho de Guerra, mientras que otro de su lado izquierdo también apareció, el sirviente izquierdo traía una perfecta escopeta, mientras el sirviente derecho tenía una clara arma blanca muy puntiaguda.

Se veían simples y que posiblemente no podrían dañar a Vida, tal vez a un humano sí, pero al mismísimo Dios benefactor no.

Lamento informarles, que eso no es verdad, Guerra decidió tomar palabra de nuevo.

- Amigo mío, por favor, dime que por lo menos recuerdas a mis sirvientes y a estás armas... – comenzó sonriendo de costado a costado el dios de la Guerra – no me hagas decepcionar, porque – Vida por alguna extraña razón sentía una clara sensación de peligro en su pecho – son los mismos sirvientes, y las mismas armas que lograron terminar con tu vida en el pasado.

Por fin terminó de escupir uno de los dioses de la destrucción, teniendo en un momento demasiado peligroso a nuestro Dios turquesa.

- Eso no puede ser, son simples armas humanas – dijo Vida, entre su seguridad fingida no podía ocultar su claro nerviosismo.

- Eso crees tú, ¿Sabes Vidita? Al ser un dios del Nim, así como tu amado, tengo esencia de ese lugar, toda está concentrada en las armas que hice con esmero para que la humanidad las llenará de plomo... bueno, yo las lleno con esencia del Nim... ¿Tu podrías con eso querido? – Vida sabía que se encontraba claramente perdido si no pedía ayuda de inmediato, Alis Aquilae no era lo suficientemente fuerte, no por mucho tiempo y más si los ataques serían directos. Odiaba admitirlo, pero necesitaría la ayuda de Muerte... o de Tiempo.

Pero claramente, no sería atendido de inmediato, ambos estaban ocupados entrelazando lenguas en el nuevo jardín de rosales del Templo de Muerte.

De nuevo esos tres brazos estaban en tres diferentes zonas del Juez, quien se encontraba sentado en las piernas de Tiempo, unas piernas largas y bien torneadas acomodadas en el sofá, sobre otras menos largas pero con una esbelta figura también, sé posaban las caricias de la mano derecha del Dios más alto, mientras la izquierda paseaba por el pecho y la adicional quería deshacerse de la estorbosa corbata del Juez.

No faltaba mucho para que la mano traviesa de Tiempo quisiera pasar a la entrepierna, pero definitivamente algo fuera de sus manos lo detuvo.

Haciendo que Muerte de inmediato, de manera torpe quisiera abotonar y acomodar de su corbata y de su ya recién erección debajo del pantalón.

No tuvo que pasar mucho para que eso se deshiciera, una Ave había llegado a su recinto, y no a interrumpirlo, sino a alertar lo que posiblemente ya estaba sucediendo.

El Ave fue clara, Vida, junto con Alis Aquilae y algunas armas más, trataba de defenderse de Guerra, quien con claras intenciones, quería matarlo, que también por desgracia, iba ganando en este estúpido ¿Choque de poderes? O simplemente despreció y posible venganza que se guardó por tantos siglos el Dios de la Guerra.

Muerte, estaba seguro, que también había hablado con él, y le había contado algunos hechos, que Vida no debió de escuchar, por lo menos de la boca de un Dios tan vengativo como lo era Guerra.

Tiempo no lo pensó tanto, de inmediato sacudió a Muerte.

- ¿¡Qué demonios piensas!? – comenzó Tiempo aun meneándolo – vamos de inmediato a su auxilio, manda a uno de tus sirvientes a pedir ayuda con los demás dioses, estoy seguro que no es personal, pero estoy seguro de que los quiere matar primero... así que reacciona y prepárate para lo que sea cariño. – Tiempo soltó a Muerte e intento ayudarle en las ordenes a las parcas.

Ambos iban a trasladarse con el Dios benefactor, esperando que aún estuviera dando una buena lucha y no hubiese muerto antes de que ellos pudieran llegar.

Nota del autor:

¡Satán llévame ya! No había actualizado porque definitivamente la escuela y estar deprimido me tenían ocupado ouo

Pero aquí está la actualización porque no me dejaba vivir, lo tenía todo en mi mente desde hace semanas, pero hasta hoy pude sentarme a escribirlo.

Tear you apart es lo que escuchan, de she wants reverenge, por alguna razón sonó mucho en mi cabeza cuando todo este capítulo se me ocurrió.

Espero lo disfruten tanto como yo escribiéndolo.

Sus comentarios y estrellitas del cielo hacen que esto siga... que ¡por cierto! ¡No falta mucho para que finalice!

Que emoción (?)

Luna llena en otoño || #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora