Capítulo Único

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No sabía cuánto tiempo iba poder seguir así, pensaba Felix recostado en su habitación mirando hacia la ventana sin poder conciliar el sueño.

Amaba a su Lady, pero el exponer tanto su frío corazón lo estaba destrozando. Nunca se había sentido tan vulnerable y necesitado de alguien, jamás había dependido así de una persona.

No estaba acostumbrado a abrirse, por lo que no tenía experiencia que lo ayudara a seguir con esas heridas.

Cada rechazo era una fuerte punzada que lo atravesaba sin piedad por más que intentara forzar una sonrisa ante ella. Nunca nadie lo había despreciado de esa manera, aunque tampoco era que él se acercara mucho a las personas.

Sabía que por más rosas y cumplidos que le diera a su amada, ella volvería a rechazarlo, pero prefería tener que vivir otro rechazo de suyo antes de pasar la velada sin su compañía. Se sentía masoquista.

Suspiró pesadamente, no lograba nada al pensar el su patética realidad para sentirse aún más miserable. Desearía que al menos su Miraculous incluyera algún pequeño guía, espíritu guardián o algo parecido que lo aconsejara e hiciese compañía, era un deseo ridículo pero que no podía sacarse de la cabeza.

Ya estaba delirando demasiado otra vez, por lo que decidió que lo mejor sería tomar algo de aire para despejarse. Invocó su transformación antes de saltar por la ventana hacia las calles nocturnas de París.

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Luego de recorrer gran parte de la ciudad dando saltos sobre los tejados, decidió subir a uno de sus monumentos favoritos a descansar. Soltó el aire que no sabía que estaba reteniendo y se dedicó a observar el paisaje desde la Torre Eifel.

Sabía que no debía usar sus poderes de manera irresponsable, pero no aguantaba estar encerrado más tiempo en su vacía mansión, ahora necesitaba a Ladybug. Ya no soportaba el estar solo, la soledad a la que antes estaba tan acostumbrado ahora se le hacía asfixiante, no podía volver a ser como antes.

Eso lo hacía feliz de saber que no estaba hecho de hielo como muchos creían, como él mismo llegó a pensar antes. Pero también le hacía sentirse tan débil y patético.

Parecía que solo era consciente de que tenía un corazón cuando sentía como este se rompía. Tal vez por eso insistía tanto en estar al lado de su Lady, le recordaba que era humano y le hacía sentir tan vivo con esas emociones dolorosas pero palpables.

Era irónico, entre más lo hería más fiel permanecía a su lado. A veces pensaba que le gustaba sufrir.

El sonido de un cable tensarse lo sacó de sus pensamientos, volteó para ver llegar a su amada balanceándose con en su yoyo. No pudo evitar sonreír como bobo al verla.

– Muy buenas noches, Mi Lady – la saludó haciendo una exagerada reverencia – Que miauravillosa sorpresa encontrarnos esta noche.

– Buenas noches Chat – respondió ella algo somnolienta – ¿Qué es lo que ocurre? Te vi corriendo por los techos y me preocupé.

–Oh Mi Lady ¿Tan ansiosa estabas por verme que me seguiste sin pensarlo? – dijo coqueto el felino – Miaulagas, yo también adoro estar junto a ti. – continuó galante, exasperando sin saberlo a su compañera.

– Creí que se trataría de un akuma o alguna otra emergencia, Chat. – contestó Ladybug en tono cansado y empezando a enfadarse. – Ya hemos hablado de esto, no te transformes si nada está ocurriendo, si haces eso no podré saber cuando algo pase.

– Pero mi Lady ¿Necesitamos que un akuma ataque para transformarnos? – dijo Chat Noir juguetón, intentando ignorar la opresión que intentaba instalarse en su pecho por la indiferencia de su Lady – Podríamos simplemente transformarnos para vernos y pasar el rato ¿No lo crees? – sugirió sonriente.

¿Cuánto más? - #MLBAA18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora