Parte 3.

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Un chico de cabellos azabaches y piel extremadamente pálida caminaba de un lado a otro en su habitación. Todavía podía sentir la sangre de aquel joven en sus papilas gustativas. Un gemido salió desde lo más profundo de su garganta. Sus ojos se abrieron demasiado, esto nunca le había pasado. Llevaba años probando la sangre de mucha gente para subsistir pero ahora pareciera como si no hubiera otra sangre que no fuera la de ese chico. ¿Qué estaba pasando con él?

Llevó sus manos a la cabeza y jaló de sus pelos. No le importaba hacerse daño, el dolor era efímero. Luego, frustrado por no entender, llevó sus manos hasta la mesa. Se apoyó allí con fuerza, tratando de unir los cabos sueltos, de entender lo que pasaba. Era un callejón sin salida... Ese chico... La voz de las sirenas no solía afectarle, el joven ni siquiera había cantado como para contemplar esa idea. Sin embargo... Oh, que le gustaría hacerlo cantar, gritar y muchas cosas más mientras que su miembro se perdía...

El ruido de muchas cosas al chocar contra el suelo se vio opacado por su propio grito. ¿Qué le estaba pasando? Se había excitado con la simple idea de enterrarse entre las nalgas de aquel joven. Él había follado hacía sólo unos días, es más, dudaba que el día anterior no hubiera pillado a ninguno de sus compañeros. Esos de los que nunca recordaba el nombre, ni lo que eran, ni sus caras.

- ¿Me puedes decir qué está pasando? Tus gritos se escuchan desde el otro lado del instituto - se quejó su compañero de habitación.

En ese momento, Yoongi creyó haber visto la luz que le salvaría de aquella situación. Su compañero de habitación era uno de los vampiros más antiguos que conocía. Era un tipo extraño y presumido pero, entre toda esa mierda mimada que tenía dentro de la cabeza, el tipo posiblemente sabría algo... ¿no?

Lo tomó de las solapas blancas para luego tirarlo sobre su cama. No tardó en sentarse a horcajadas sobre el cuerpo contrario, que como respuesta, se tensó rápidamente. Los ojos del de cabellos azabaches estaban tan oscuros que parecía haberse convertido en un cazador.

- ¿Yoongi?

- ¿Qué me está pasando? - preguntó mientras se inclinaba.

Quería respuestas, y las quería en ese momento.

- No soy telequinético, o me cuentas qué pasa o no te puedo ayudar - constató lo obvio el vampiro.

- Casi mato a alguien hoy.

- ¡Min Yoongi! ¿Sabes lo que ha costado que nos den permiso para asistir a la escuela con otros seres sobrenaturales? Ya eres mayorcito como para saber controlarte.

- ¡Yo sé controlarme!

- ¡No lo parece! - le gritó en respuesta completamente cabreado.

Los colmillos de ambos seres se afilaron y sobresalieron de sus bocas. Las expresiones de ira pura hubiesen asustado a cualquiera que se hubiera atrevido a acercarse a ellos en ese momento. Había tanto odio en la habitación. Yoongi lanzó un puñetazo al lado de la cara del vampiro, su puño hundiéndose con fuerza en el colchón.

- Su sangre olía demasiado bien - confesó -. ¡Joder! Me han embrujado. Yo no soy así... ¡Joder!

- Su sangre...

La expresión en la cara contraria se relajó. El joven comenzó a abrirse su camisa. Tenía una leve teoría acerca de lo que podía pasar pero... Debía estar equivocado. Era imposible pensar que alguien sería capaz de dañar a algo tan preciado. Sin embargo, estaba hablando de su compañero de habitación. Alguien que no se preocupaba demasiado por la historia de los de su propia especie.

Min Yoongi era un descarado.

- Muérdeme - le dijo -. Quiero comprobar una cosa.

El ceño del azabache se frunció ante la confusión. Su compañero sólo le había pedido una vez que lo mordiese, y los dos estaban demasiado ebrios como para realmente controlar la situación que se formó.

Todavía con los colmillos fuera, se acercó con lentitud, tanteando el terreno. Procuraba no hacer ningún movimiento en falso y estar siempre alerta. Sin embargo, parecía que su compañero realmente quería eso, así que, sin más dilación, enterró sus colmillos en aquel blanco cuello.

Un gemido de dolor escapó de entre los labios contrarios mientras que su boca se llenaba de su sangre. Se separó abruptamente. Tomó la papelera que estaba justo al lado de la cama y escupió aquel líquido rojizo. ¿Acaso la sangre podía saber tan mal? Su estómago no había tardado en quejarse.

- Bésame, Yoongi - parecía un reto.

El más pálido de los dos sonrió con malicia. Oh, claro que lo iba a besar. Lo iba a besar con tanta fuerza que no podía volver a subestimar a Min Yoongi. Sería otro más para la lista del vampiro, y una nueva batalla ganada contra su compañero.

Sin embargo, todos los planes del azabache se rompieron al llegar a los labios del otro. La distancia eran apenas milímetros, pero no podía cerrarla.

Se separó nuevamente y lo miró completamente desconcertado.

- ¿Qué me está pasando?

- Has encontrado a tu pareja.

- ¿A mi qué?

El contrario maldijo. Había más vampiros en aquel internado, ¿por qué narices le había tocado al más idiota de todos ellos? Trató de coger paciencia de cualquier parte antes de volver a dirigirse al vampiro sobre él.

- A tu pareja; tu compañero; la persona que la Luna designó como tu amante... ¿tu media naranja?

- Sí, sí. Ya entendí - gruñó -. Creí que era sólo una leyenda - se quejó.

- Encontrar a tu pareja es con lo que todo el mundo sueña - le dijo él -. Una vez que la encuentras, los vampiros tenemos algunos cambios en nuestro sistema. Nos volvemos seres leales, nuestra pareja es lo único que nos interesa. Por eso no te da placer la sangre de otro, ni puedes traicionarla - le explicó -. Tu cuerpo sólo va a aceptar el tacto de tu pareja... Pero nunca había escuchado algo como esto - se rió -. Eres la primera persona que conozco que casi mata a su propia pareja.

- Yo no quería.

Sin embargo, eso era una mentira. Él sí quería. Él había querido seguir bebiendo hasta que la piel de ese joven palideciera completamente, hasta que sus ojos perdieran el color y sus labios se volvieran de un color azulado. No es que quisiera matarlo en sí. No tenía nada contra el chico. Solamente, era tan atractivo... Su olor era tan delicioso. Él era un depredador. Él no estaba buscando cursilerías.

Ahora que era consciente de quien era su pareja... ¿Cómo iba a hablar con el chico? Si sólo podía aceptar sangre de él, iba a necesitar que el chico se acostumbrase a él. Pero no creía que fuese tan tonto como para acercarse a él nuevamente. ¡Joder! Aquello se estaba complicando demasiado.

- Oye, Tao - habló, captando por completo la atención de su compañero -... ¿Qué se hace cuando se tiene una pareja?

- Se reclaman. Se dice que tener una pareja es algo increíblemente excitante. No sé si me entiendes - dijo mientras arqueaba las cejas sugestivamente -. Tienes que morderlo mientras están en pleno acoplamiento... ¿Nunca has escuchado esto en serio? - bufó - ¿Ni siquiera de algún lobo viejo en un bar? En fin... Una vez unidos, se vuelven más fuertes, esto ocurre para poder proteger a su pareja.

- ¿Es algo bueno?

- Todo el mundo quiere encontrar a su pareja, Yoongi. Y no todos lo logran.

La mirada de Tao se oscureció. Él llevaba año de un lado a otro, no paraba quieto en ningún lado por más de dos décadas. Quería encontrar a la persona que fuera para él. Soñaba con un amor perfecto. Y odiaba a Min Yoongi. Lo odiaba con todo su helado corazón.

Siempre era él quien lo conseguía todo.

Sabía lo que pasaba por la mente del azabache... Él no quería una pareja, él no quería cuidar de nadie más. No quería cortejar a la persona. Min Yoongi no reconocería la suerte que tenía y aquello lo enfermaba.

Sin embargo, no se entrometería. Nadie merecía el ser alejado de su pareja. Y él no haría algo que no querría que le hicieran.

Dangerous Attraction --YoonMin-- [Beautiful Creatures I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora