Bonnie y Clyde

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Estaba atardeciendo cuando decidieron parar en una playa un tanto despejada, había grupos de chicos distribuidos a lo largo, algunos de ellos comenzaban a preparar lo que serían fogatas para pasar la noche, otros más discretos o con ganas de tener intimidad se quedaban viendo el atardecer con una cesta de comida.

Ellos dos habían decidido comprar algunas cosas pocas mientras se sentaban con una manta en la arena para conversar.

-Deberías de hacerte de tu propio coche-dijo ella mientras comía algo de la fruta que compraron

-De seguro le pondrían un rastreador y no sería capaz de ir a ningún lado sin que sepan-suspiró Tsuna mientras comía unas galletas

-Siempre puedes llevarlo a casa para asegurarte de que no se así

El solo suspiro y se dedicó a disfrutar de la calma del fin de la tarde, por su parte Eliza volvió a recostar su cabeza contra el hombro del chico, cualquiera pensaría desde fuera que esos dos eran pareja, algo que en esos minutos ni ellos mismos tenían la cara de cuestionar

-Gracias, Eliza-dijo el castaño evitando mirarle a la cara

-¿Por qué?, yo no he hecho nada especial, Tsuna-ella por su parte se acomodó más cerca del chico

-Me refiero a que gracias por estar a mi lado, a pesar de todo

-Es verdad, me lo debes por ahuyentar a todas esas zorras-su voz se escuchó ligeramente molesta mientras el otro reía.

La última vez que ellos se juntaron fueron a un pequeño bar, digamos que las chicas del lugar se habían puesto demasiado coquetas al saber que el chico tenía un acento extranjero, las cosas comenzaron a ponerse peor cuando una de ellas descaradamente le paso su número de teléfono con una marca de lápiz labial, Eliza se había molestado por interrumpir su salida tantas veces que se puso en plan de novia celosa y prácticamente se pegó como lapa al pobre chico que claramente no entendida que diablos ocurría. Lamentablemente esto ocurrió algunas veces más por lo que los dos adoptaron rápidamente la mentira de ser novios, cosa que más de una vez le salvo el trasero al otro.

-Tsuna, ¿vamos a nadar?



Cerca de los saltos, los otros habían disfrutado un poco de la diversión de las salientes, de alguna manera era divertido saltar desde esas paredes de roca natural al mar. Habían perdido gran parte del tiempo en eso aun así no se arrepentían de nada, pero cuando vieron que el atardecer se acercaba más y más recordaron el motivo por el cual estaban en ese lugar.

-¿Castaño de cabello anti gravedad? - Pregunto un chico - Claro que lo he visto, estuvo aquí hace unas horas saltando de las salientes junto a su novia, parece ser que ella fue la que lo insto a venir aquí en primer lugar.

Cuando Takeshi volvió con los demás con la información las dudas comenzaron a crecer en la cabeza del Hitman; ¿Quién era esa chica?, ¿será que acaso dame-Tsuna tenía una novia secreta?



Tsuna no podía sonreír cuando vi a Eliza nadar un poco más lejos, automáticamente él le siguió, el agua aún se sentía cálida a esas horas cuando el sol estaba comenzando a ocultarse, en un punto en medio del océano ella se acercó lo suficiente a él y en un acto de total confianza poso sus manos en sus hombros confiada de que él podría mantenerlos a flote a los dos. Los chicos se miraron a los ojos directamente por unos segundos.

-Okey, esto parece una escena de esas películas cursis que vez-dijo el castaño mientras sujeta la cintura de la otra bajo el agua

-Hasta puedes sentir la tensión, uhhhh-Eliza intento burlarse

El castaño no pudo reírse al ver la expresión en el rostro de la chica, pero de un instante al otro su risa se apagó cuando la conexión neuronal de su cerebro simplemente colapsó y envío un mensaje de error en el sistema.

Who is she?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora