Ya habia pasado un mes desde la llegada de Sarada y nada era como imaginó que seria.
El primer dia su hermano le dio un pequeño recorrido por la capital, todo parecía ir bien, sentía que volvia en el tiempo a la epoca donde ambos estaban siempre juntos. Pero ese tiempo ya estaba en el pasado, el presente era muy diferente.
No entendía por qué Boruto se comportaba tan distante. La primera semana la acompañaba y andaba al pendiente de ella, sin embargo con el paso de los dias, sin ningun motivo aparente, se alejó como si ella fuera una peste. Cada mañana salía temprano, aparecía en la tarde para dejarle un almuerzo y se marchaba nuevamente hasta la noche. Sarada intentaba hablar con el pero apenas lograba mantener una conversacion de tres lineas con suerte. Tampoco le iba a rogar por su compañia.
Podría decirse que andaba ocupado con las clases ¡Pero las de el aun no iniciaban hasta el siguiente mes! No daba explicaciones de a donde iba ni nada. No era como si la soledad le molestara, lo que si la hacia sufrir es que estando sola, sin toda la energia rebosante de Boruto alrededor, los espiritus infestaban ese apartamento.
Solo cuando el estaba cerca la dejaban tranquila, sin el se veía acosada por ellos todo el tiempo ¡Y de paso la mayoria eran malignos! ¿Por qué tenia que ser como un iman de esas cosas? El unico lugar donde estaba tranquila era en la universidad, extrañamente en las semanas que llevaba yendo ni una sola vez se encontró con uno.
Sarada suspiró con tristeza, era fin de semana asi que se quedaría encerrada y sola en ese horrible lugar. Tenía hambre, se dirigio a la cocina y al pasar por el pasillo notó que su hermano aun no salía, se apresuro a poner la caldera y hacer la masa de panqueques, quizas hoy si se quedaria a desayunar.
- Ya me voy. - Sarada se sobresalto, Boruto ni siquiera se detuvo a mirarla, se marchaba de nuevo.
- ¡Espera! - Corrio mas de lo necesario para alcanzarlo y se paro delante tapandole el paso. - Estoy preparando tus panqueques favoritos. Al menos hoy desayunemos juntos. - Le insistío algo desesperada.
Boruto se sorprendío, ella nunca le pedía que se quede, era la primera vez que la veía asi... Sin su exagerado orgullo de siempre.
- Será otro dia Sarada. - Paso de ella y cerró la puerta antes de que pudiera decir otra cosa.
¿Por qué la rechazaba tanto? No importaba lo que hiciera, el solo seguía alejandose y lastimandola. Porque tantos dias de lo mismo no eran coincidencia.
- Como quieras. - Susurró para si misma, apreto los puños intentando contenerse, no quería salir detras de el e implorarle como si su compañia fuera tan necesaria. Aunque al sentir manos frias en su hombro no pudo evitar reconsiderarlo.
Desayuno apenas, esas horribles presencias ya eran demasiado, necesitaba ayuda. Pensó en visitar a un chaman ¿Pero donde encontraría uno? Ademas la mayoria eran impostores.
No tuvo mas opcion que ignorarlos y continuar con su rutina, decidio hacer una limpieza general de todo el apartamento, no es que estuviera sucio pero estaba aburrida.
El cuarto de su hermano solo necesitaba una barrida y quizas desempolvar un poco los muebles. Asi que lo hizo. Ya se iba cuando vio que la cama estaba mal tendida, saco las sabanas de un jalon y algo que estaba debajo de la almohada cayó al suelo. Sarada lo recogío, notó que era un fotografia pero no se imaginaba de quien sería...
Era una foto suya, solo de ella, una relativamente reciente.
¿Por qué?
Por la mente de la pelinegra pasaron muchas ideas pero ninguna la convencia, ninguna le daba una explicacion razonable. Se sintío cohibida, enojada y confundida. Enojada porque no entendía en absoluto a Boruto. Puso todo como estaba y salio del cuarto intentando pensar en cualquier cosa que no tuviera relacion con el rubio.
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¡Fue el fantasma! ~BoruSara~
RomanceEl fantasma virgen de una chica frustrada toma posesión del cuerpo de Sarada. Solo podrá irse en paz cuando seduzca y logre consumar el acto con aquel hombre que tenga un espiritu lo suficientemente fuerte. Cuando ve a Boruto Uzumaki sabe que lo ha...