Capitulo IX - La calma antesala la tormenta.

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Si tuviera que describirlo en una sola palabra, sería "rutinario".

Cada día era practicamente igual al anterior, él se levantaba a las 05:00 am. Ni un minuto antes, ni un minuto despues.

Tomaba una ducha, luego preparaba avena con leche y algunas frutas variadas. Terminaba de comer a las 06:00 am.

Alice solo se dedicaba a observarlo, a su lado cada día, ya no sabía cuantos habían pasado, tampoco le importaba.
Él se cambiaba de ropa, alistaba su maletín y a las 07:00 am ya estaba en el dojo a tres cuadras de su casa.

Siempre tan puntual.

Entonces las cosas cambiaban un poco dependiendo de quienes estuvieran en el lugar. A veces practicaba con compañeros, a veces entrenaba solo. Usaba una cinta negra, Alice recordó lo que ese color significaba, el nivel que indicaba.
Sin embargo, no lo recordaba a él. Aún no comprendía porqué sentía que le dolía el corazón al verlo, ese que dejó de latir hace mucho.
Él almorzaba a las 13:00 pm, en el restaurante cerca del parque donde se cruzó con Sarada.

Sarada...

Debería estar preocupada, ocupandose de lo que se suponía debía hacer para que su alma por fin fuera libre, más no se sentía capaz de alejarse de él.

Kagura Karatachi sin duda fue alguien amado por ella, porque no podía negar la atracción que sentía y más que eso, era el único que recordaba en sueños. Deseaba poder tocarlo, más que ninguna otra cosa, pero no con otro cuerpo, quería ser ella misma. Por eso nunca podría cumplir aquel anhelo.

A las 15:00 pm, él daba un paseo por el parque, llevaba restos de su almuerzo para algunos perros callejeros. Solo cerca de esos animalitos sonreía genuinamente, aunque solo un poco, no como las sonrisas fingidas que mostraba a lo largo del día.

A las 17:00 pm, iba a la universidad, especificamente a la facultad de lingüistica. Aprendía francés, era de los mejores en su clase, igual que en el dojo.

Algunos días iba a tomar un trago o comer con sus amigos, otros solo tomaba el camino más largo.

En cualquier caso, llegaba a su departamento a las 23:00 pm, rezaba a algún dios del que Alice ya no se acordaba y finalmente dormía. Su respiración se volvía placida media hora despues de acostarse.

Se movía mucho en sueños, suspiraba y decía murmuraba palabras incomprensibles.

Estaba teniendo alguna pesadilla, una especialmente fea por la expresión desesperada que hacía, sus ojos se mantenían cerrados pero por los costados rodaban algunas lagrimas. Alice quería limpiarlas y abrazarlo, por milesíma vez en el día quiso tocarlo, lo deseaba tanto que le dolía.

Daría lo que sea, con tal de poder abrazarlo aunque sea una vez, hacerle ver que no esta solo y que decirle que la vida es muy corta para desperdiciarla asi, siendo tan obviamente miserable cada día.

Pero Alice no posee nada para dar, y Kagura sin duda está solo. La compañia de una muerta no cuenta.

****////****

Boruto pensaba que sería una fortuna poder guardar ciertos momentos, congelarlos de alguna forma para poder disfrutarlos por más tiempo.

Sarada descansaba entre sus brazos, cabía tan perfectamente que parecía estar hecha para permanecer ahí, siempre. Eso deseaba Boruto, poder alargar ese momento, se sentía capaz de permanecer asi eternamente, sintiendo su calido cuerpo encima suyo, con el aire lleno de ese dulce y embriagador aroma.

Desde la posición en la que estaba, podía ver solo parte de su rostro, sus negros cabellos se deslizaban a momentos cubriendola más, Boruto los acomodaba con cuidado.

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2019 ⏰

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¡Fue el fantasma! ~BoruSara~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora