VII

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Amaba como te veías

con ese vestido azul pastel,

te veías tan tranquila,

como si ninguna tormenta

estuviese atravesando tus heridas.


Paz, reflejabas paz;

aquella que tus muñecas

no podían reflejar.


Paz era la que podías darme

después de que cometía algún desastre

y tú solo querías besarme,

porque aún con mis nudillos rotos

no podía resistirme

a esos labios rojos.


Tú siempre querías correr.

No sé que le veías a eso,

pero parecía que sentías

que así podías huir

de todo lo malo

que estaba pasando aquí.


Entonces yo corría tras de ti,

porque amaba verte libre,

sin fingir;

y admiraba tu belleza,

pero luego comprendí,

tu solo querías huir,

huir,

huir,

y aunque correr te hacía sentir,

nunca estabas completa.


Al final tu siempre eres tormenta,

y ese azul pastel

no hará que te detengas,

y es triste verte ir,

porque de alguna manera

estaba esperando que te quedaras.


Desordéname.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora