IV

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Despierta,
que es de madrugada
y alguna vez leí
que solo las almas tristes
están despiertas después de media noche.

Ven,
que estoy lleno de
insomnios y soledad,
de tristeza,
melancolía,
enojo
y odio.

Despliegame,
gritame,
odiame,
sálvame,
ayúdame.

Ven,
que es de madrugada
y mis brazos sangran de nuevo,
y tu prometiste estar siempre conmigo,
¿dónde estás ahora?
que mis sábanas
están llenas de sangre
y no de ti,
que mis ojeras son por no dormir,
y no precisamente porque me desvelo contigo.

¡Despierta!

ayúdame,
besa mis brazos,
besa mis piernas,
trae esa venda,
véndame las heridas,
porque hoy
están sangrando un poco más.

Y no quiero ahogarme en estos sollozos,
porque estoy cansado,
y solo me gustaría
que alguien me dijera
que todo va a estar bien,
porque
las sábanas se manchan
aún más de sangre,
y la madrugada,
fría,
melancólica
y ruda,
tampoco me ayuda,
solo estoy ahí,
viendo la oscuridad,
pidiendo a gritos que
alguien venga a salvarme,
alguien que me salve de ti,
de tu recuerdo,
porque,
antes te soñaba,
y ahora no me dejas dormir.





Desordéname.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora