Siempre he
amado todo de ti.
Tu manera de mirarme
y sonreír.
Los besos
largos y románticos,
llenos de amor,
y esos abrazos eternos
llenos de esa seguridad
que me transmitían,
donde me sentía
completamente seguro.
No tenías que decir nada,
solo con abrazarme,
yo sentía que nada volvería
a estar mal.
El jugar como niños,
lucha libre en mi cama,
o jugar en la piscina
como si no existiera nada.
En este mundo es
difícil entenderse,
pero nosotros nos
complementábamos perfectamente.
Las miles de veces
en que me hacías llorar
mientras me decías cosas lindas,
y tu te preocupabas,
por si estabas haciendo algo mal,
pero yo solo lloraba de felicidad.
A pesar de todo,
lograste ser mucha paz,
transmitirme mucha paz
y lo único que espero cada día
es
tus labios volver a besar.