―Qué tal fratello, ¿llevas mucho esperando? ―preguntó Paolo a Bruno nada más llegar al bar de siempre.
―No, esta es la primera cerveza. ¿Sabes si Mario vendrá?
―Pues no sé, imagino que sí. Estará en el hotel haciendo la ronda de última hora.
―Espero que no venga, llevo días pasando de él. No le devuelvo las llamadas y me imagino que estará furioso.
―¿Y por qué lo haces?
―Porque es un pesado, por eso. Ahora quiere que le consiga las entradas para el concierto de la Big Band Ríos, y encima pretende que lo acompañe.
―¡Tú en un concierto! ―exclamó Paolo, estallando en carcajadas.
―¿Qué tiene de gracioso? ―preguntó ceñudo.
―Vamos Bruno, que todos sabemos que tú no eres de conciertos y menos de rock, aunque sea del bueno.
―Eso sí es cierto, pero no le veo la gracia.
―Pues si que la tiene, solo imaginarte entre todos esos desatados gritando y cantando, me parto de risa.
―Déjalo ya ―exigió.
―Vale ―dijo en son de paz―. Cuéntame por qué la insistencia de Mario en ir al concierto, yo sé que le gusta Miguel Ríos, pero tampoco como para matar por las entradas.
―Pues simplemente porque se enteró por mí, de que va Pilar con sus amigas.
―¡Vaya, vaya! Y luego dice nuestro hermano que no le pasa nada con ella ―comentó con una sonrisa de oreja a oreja.
―Le pasa Paolo, y mucho. Solo que no quiere admitirlo.
―Pues Bruno, debes ir a ese concierto y no perderte detalle. Es más, deberíamos encontrar la forma de que las amigas de Pilar sepan que ustedes van a ir. Solo para asegurarnos que se encuentran.
―Paolo, ¿estás tomando clases con Sabrina?, esas son ideas que solo se le ocurrirían a una mente como la de ella.
―Quien sabe, Bruno, quien sabe ―dijo guiñándole un ojo y levantando la cerveza en son de brindis.
―Pobre Mario, me parece que se las van a devolver todas juntas.
Los hermanos se miraron y rompieron a reír, atrayendo la mirada de todas las mujeres del bar.
Sus alientos se acariciaban, Mario la tenía pegada a su cuerpo, sentía cada curva del mismo.
―No soy ninguna cobarde, solo pienso que enrollarnos no sería una buena idea ―murmuró temblando de deseo―. Suéltame, por favor ―rogó a punto de claudicar.
Despacio la soltó, lo que Pilar aprovechó para poner algo de distancia entre ambos. Mario para intentar aligerar la tensión le preguntó:
―¿Por qué sigues aquí?, ya es tarde y no me gusta que estés en este edificio sola.
―Estoy tratando de elegir el color de la moqueta, tengo que pedirla ya, porque aún tardará mucho en estar, son muchos metros los que necesitaré ―explicó volviendo a estar relajada.
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SOLAMENTE TÚ
RomanceLa segunda novela de la serie TÚ, la historia de los hermanos Alcalá. Mario Alcalá era un hombre que disfrutaba de la vida sin complicaciones, traicionado en el pasado, no quería compromisos con ninguna mujer. Pero su vida sufrirá un giro de 360 gra...