PRÓLOGO

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PRÓLOGO

En un lugar oscuro y apartado...

-Recordad que debemos ser cuidadoso con todo esto, si nos descubren antes que esté hecho acabarán con nosotros como si fuéramos arcilla en sus manos.

-¿Estás segura que no se darán cuenta?

-Lo estoy, de mi nadie se burla...- su sonrisa diabólica se dejó ver- la bruja lo tiene todo preparado solo falta llevarlos allí.

-Si es lo que quieres es lo que se hará.

Todos se retiraron y la dejaron sola en una vacía y triste habitación.

-¡Solo espero que te pudras sólo al igual que lo haré yo! ¡Nadie te librará de tu destino!

Mientras en otro lugar...

-¡Vamos hermanito! Sabes qué es lo que deseo ¡Por favor!- él la miró exasperado por su comportamiento, entendía que era joven pero debía de comportarse como la princesa que era.

-Alice, ya te hemos dicho tanto Emmet como yo que no, así que no nos molestes más con eso.

-¡Pero!- la miró como hacía con sus plebeyos y no tuvo más que callarse- ¡No es justo!- se fue enfadada y dejándolo solo.

Se perdió en sus pensamientos, la vida para un futuro rey era dura y más para hacerlo solo. Su padre siempre tuvo el apoyo de su madre hasta que desaparecieron en extrañas circunstancias. Todos decían que habrían muerto en su último viaje, pero en su corazón sentía que seguían vivos. Ni siquiera pudo enterrar sus cuerpos porque desaparecieron sin más.

A partir de ahí todo se complicó, él ya era el futuro rey y como tal debía encontrar una esposa. Pero no aparecía ninguna que llenara el vacío en su corazón. Al ser el clan más poderoso de brujos de todo el reino no les faltaba candidatos a ninguno de los 3 para ser sus cónyuges, ninguno lo encontró por el momento. Él deseaba el amor incondicional que llevaba el matrimonio como una vez le contó su padre, suspiró tristemente, que encontró en su madre.

-¿Que pasa hermano?- apareció Emmet a su lado, él al ser el segundo podía simplemente tomarse todo más a la ligera porque el peso fuerte recaía solo en él.

-Alice...- el asintió.

-Si ¿También te preguntó a ti verdad?- le asintió de vuelta.

-Ya le dije que ese tipo no me gusta...- cogió una manzana del frutero que tenía al alcance –No te preocupes se le pasará, se enamora con tanta facilidad que si le permitiésemos estar con todos sus amores no cabríamos en palacio...- nos reímos ambos- Nos requieren en el despacho, por lo visto es algo importante.

-Pues vamos- se encaminaron al lugar sin saber lo que cambiaría su futuro con ello.

Llegaron al lugar que se encontraba solo y en silencio. Esto no le olía muy bien que digamos. Se puso alerta mirando a todos lados, cuando se disponía a atacar a los visitantes junto a su hermano se encontró con que tenían a Alice con ellos. Ella solo lloraba, le dolía verla así por culpa de éstos indeseables.

-Ahora estaos quietos o vuestra hermana morirá ante vuestros ojos sin que os deis cuenta- la miró con todo el odio que podía.

-¿Que te hemos hecho nosotros? ¿Qué quieres?

-Venganza...- el rió a lo que ella se enfadó más todavía- no te resultará tan gracioso cuando sepas lo que va a ser de ti en este momento y todo por negarte a verme como lo que debería ser, tu futura esposa y reina- lo besó a la fuerza cosa que lo hizo querer vomitar.

-¡Nunca! ¡Haz lo que quieras conmigo pero deja a mis hermanos en paz!- ella negó.

-Vais todos en el lote querido...- se acercó a una especie de lienzo, le quito la sábana que lo cubría y pudo ver un hermoso retrato de los 3- ¿Lo ves? Ahí es donde vais a pasar toda la eternidad...- el abrió los ojos de la impresión- Verás... Ya que pronto dejaremos de vernos te contaré toda la historia, érase una vez una niña que deseaba ser reina y cuando conoció al chico que lo haría realidad se enamoró perdidamente de él, como no consiguió enamorarlo de forma tradicional decidió levantar un hechizo para conseguirlo ¡Pero qué mala suerte que los metiches de sus padres se dieron cuenta y los tuvo que quitar de en medio!

-¿Tu mataste a nuestros padres? ¡Te voy a matar con mis propias manos lo juro!

-Déjame terminar querido, no los maté, están condenados como lo estaréis vosotros...- se acercó a acariciarlo de nuevo- todavía puedes salvarte si te casas conmigo, te prometo hacerte el hombre más feliz del mundo.

-¡Nunca, maldita loca!- intentó atacarla pero el tipo que tenía a Alice apretó su agarre sobre ella.

-¡Bien, tú lo pierdes! Ahora vamos a terminar con esto...- con un puñal le hizo un pequeño corte a cada uno de los hermanos poniendo su sangre sobre el dibujo de cada uno. Después pronunció unas palabras que los hicieron desaparecer- Ya está hecho.

-¿Está segura que no podrán volver?

-Nada es seguro en esta vida, pero según la vieja bruja que me lo recomendó, solo la sangre de alguien especial será capaz de romper el hechizo...- lo miró y rompió a reír a fuertes carcajadas- ¿Quién echaría sangre a un cuadro? De todas maneras lo mandaré al mundo humano, allí los encierran en habitaciones donde nadie puede tocarlos, así estaré más que segura que nadie los liberará.

-Me ocuparé enseguida mi señora.

Se acercó al cuadro acariciando el lugar donde se veía la silueta de Edward.

-Hubiéramos sido muy felices querido, lástima que no nos diste la oportunidad de serlo.

Así si más se alejó, dejando a su suerte el cuadro donde reposarían los 3 hermanos.

¿Por cuánto tiempo? ¿Alguien los encontraría? ¿Se rompería algún día la maldición?

URSU.

Espero que sigan la historia y lo comprueben por vosotros mismos.

El Cuadro Maldito ( T ) Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora