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Hasta dormir sin él era desagradable. Desperté un par de veces en medio de la noche con la sensación de tener su perfume en mi nariz, pero con la desilusión de darme cuenta de que solo era un sueño o un deseo irrefrenable de tenerlo a mi lado.

La última vez que abrí los ojos con la misma sensación, me di cuenta de que amanecía y mirando el reloj, me percaté de que era hora de levantarme para ir al trabajo.

Me di una ducha rápida y decidí que debía verme radiante para tener un regreso en gloria y majestad, así que elegí un traje de tres piezas color palo rosa, unos manolo blahnik color nude, joyas casi invisibles y un maquillaje en los mismos tonos del traje. Lo único que parecía desencajar era el collar que Robert me había regalado la noche anterior con su placa identificatoria, pero no me importó, no me la quitaría por ningún motivo posible, así que conforme con el resultado, salí de mi habitación y me dirigí a mi querido y adorado volvo S90 color azul noche, que Robert se había encargado de traer a casa cuando lo había dejado en el trabajo una semana antes.

Al encenderlo la radió comenzó a sonar y me encantó escuchar "It's not right, but it's okay" de Whitney Houston, una canción que solía escuchar en mis tiempos autodestructivos para subirme el ánimo, pero esta vez le subí el volumen al máximo y la canté mientras conduje simplemente porque me gustaba. Mi ánimo estaba en perfecto estado e incluso podía decir que mejor que nunca en toda mi vida.

Me gustaba conducir pensando que era una piloto de carreras y que nada me detendría, pero esta vez mantuve al límite prudente de velocidad, estaba distraída bailando y moviendo mis brazos mientras cantaba la activa canción de Whitney y no era sensato pasar sobre el límite con esa actitud.

Unos veinte minutos más tarde y cinco canciones pegajosas interpretadas en mi concierto personal dentro de mi automóvil, estaba entrando a mi oficina y saludando a Bella con todo el gusto. Curiosamente había extrañado el trabajo.

— ¡Que gusto tenerte de vuelta, Emma! ¡Y más guapa que nunca!

— ¡Ay, gracias! Tengo motivos —Le guiñe un ojo.

—Si, lo sé. El Mayor Stone llamó para avisar que viene en camino porque hay mucho tráfico.

—De acuerdo. Cuando llegue, dile que suba a la sala de juntas —Me dispuse a ponerme en dirección a mi despacho

—Ok. Emma —Me detuvo.

—Dime —dije al regresar hasta su escritorio.

—Tu motivo está esperándote en tu oficina.

— ¿Ya llegó? ¿De verdad? —La cara seguro se me iluminó y una sonrisa de oreja a oreja me la partió en dos.

—Si, al parecer tiene los mismos motivos que tú para estar animado y más guapo que nunca —Se inclinó como para decirme un secreto y susurró— Eres una zorra con suerte.

— ¡Lo sé! —chillé dando saltitos de felicidad como una niña sacudiendo mi maletín en mi mano derecha.

—Ve, me quedaré aquí inmóvil por unos minutos. Si viene alguien, te informo por interno —Me hizo un guiño con el ojo.

— ¡Gracias, Bella! ¡Eres la mejor de todas!

Como un huracán al estilo Bella entré corriendo a mi oficina, cerré dando un portazo y tirando mi maletín al suelo, me abalancé sobre Robert que me atrapó entre sus brazos y lo besé lujuriosamente, provocándole una erección automática que logré percibir entre nuestras ropas. Luego de explorar por completo el interior de su boca con mi lengua y casi sin respiración lo liberé de mi exigencia, pero sin dejar de abrazarlo.

¡Oh My Doc!  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora