Me dediqué a admirar todo aquello que hoy en día muchos no le dan importancia. Me dedique a siempre ver las estrellas, la luna y un bello amanecer. Me dedique a ver lo espléndido que puede ser un atardecer, a contemplar la hermosura que provoca el sol al irse.
Al dedicarme a ver cada mínimo detalle de lo que tenemos, me doy cuenta que estas hermosuras no se pudieron crear por una explosión, que hubo algo majestuoso, algo divino detrás de todo eso.