Esa madrugada tuve un sueño peculiar. Estabas danzando delicadamente en el césped mientras llovía, me miraste y desperté. Fuí de inmediato al piano; recordaba a la perfección aquella melodía.
Lo que no sabía es si provenía de ti o de mi, lo que si sabía, con certeza, es que se trataba de una composición del alma.