Prólogo

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Existe una leyenda tan antigua como el tiempo mismo que nos demuestra que las personas que están destinadas a conocerse están conectadas por un hilo rojo. Este hilo invisible lleva contigo desde tu nacimiento y te acompañará, tensado en mayor o menor medida, más o menos enredado, a lo largo de toda tu vida, este hilo nunca desaparece y permanece constantemente atado a sus dedos, a pesar del tiempo y la distancia; el hilo rojo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá. Su dueño es el destino.


Kara Danvers, Ciudad de Nueva York

—Última llamada para los pasajeros del vuelo AI503 Air con destino a National City —Corrí por todo el aeropuerto para poder llegar a tiempo y abordar el avión, debo aprender a ser más responsable, pensé al observar a un par de metros la puerta donde se encontraba la joven recogiendo los boletos.

—Espere —Grité un poco desesperada al notar que la joven estaba a punto de cerrar la puerta, al llegar a su lado la joven me observó detenidamente—, Me he dormido pero no quiero perder el vuelo —Dije antes de mostrarle mi boleto.

—Señorita por un par de segundos puede perder su vuelo —Dijo—, Puede pasar solo por esta vez, disfrute su viaje señorita — dijo dedicándome una sonrisa a la cual le correspondí de la misma manera. Empecé a caminar hasta la puerta del avión en donde la azafata se encargó de guiarme al asiento que había sido asignado en la zona media del avión. Una vez que estuve cómoda en el asiento observe a mi compañera de viaje y era una señora de avanzada edad que tejía según por lo que escuche era por sus nervios; el ruido de los motores, el murmullo de las personas y el movimiento del avión pasaron a segundo plano cuando decidí sumergirme nuevamente en mis pensamientos ¿Por qué tenía que pagar por un boleto de avión cuando simplemente podía volar y estar en un par de segundos en la ciudad? La respuesta era sencilla, mi hermana Alex me mataría.

El vuelo tuvo una duración de una hora con quince minutos pero un vuelo fue suficiente para declarar que cambiaría mi vida por completo, cuando el avión aterrizó y abrió sus puertas empecé mi nueva vida pero sobre todo estaba lista para la cita que había organizado con un chico que conocí por internet hace un par de semanas, era lo menos que podía hacer luego de arduos meses sin salir por culpa de mi jefa Cat Grant, ella personalmente me había solicitado en sus reuniones en las empresas millonarias de comunicación en Nueva York con la señorita Andrea Rojas y como soy su asistente tuve que acompañarla, llevarle el café, escuchar cómo me llama por el nombre de Kira y todo ese tipo de cosas pero al menos había regresado antes ya que la señorita Grant había decidido pasar unos días más en aquella jungla moderna. Al entrar al aeropuerto no tuve que esperar durante horas por mi maleta ya que el único equipaje que traía conmigo era una simple mochila con un par de prendas de ropa y uno que otro dulce para motivarme en el camino. Busqué mi teléfono celular en el bolsillo izquierdo de mi chaqueta, al encenderlo noté que tenía un par de mensajes y llamadas, todas eran de Alex, el último mensaje era:

Alex: Lamento no estar en el aeropuerto pero ocurrió algo urgente en el trabajo y debo empacar mis cosas para salir del país dentro de cinco horas, te quiero hermanita prepárate para tu cita y conquístalo.

Sonreí y negué con la cabeza ante lo último de aquel mensaje, estaba por responderle cuando accidentalmente tropecé con alguien —Lo siento no fue mi intención hacerte caer al suelo bueno no era mi intención tropezar contigo pero es que estaba distraída —Divagué por el nerviosismo y con temor de ver a la persona que estaba enfrente de mí, le otorgue mi mano para que pudiese sujetarla y ayudarla a levantar — ¿Te hice daño? —Pregunté y fue cuando ella se levantó que pude ver de forma detallada cada facción de aquella joven, un cabello color negro, una piel pálida como la de un vampiro, el contorno de su rostro era fino, firme al igual que su nariz sobre todo unos ojos tan expresivos de color verde; <<Es una diosa>> —Pensé al ver su vestimenta tan casual pero que la hace ver divina.

El hilo rojo del destino [Supercorp-Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora