He aprendido de otras personas, personas reales, también he aprendido de mis demonios interiores.
Hoy, si tu te vas, para entonces sabre lo que tengo que hacer.
No te volveré a ver. Escribí millones de cosas para decirte, pero sólo quedarán grabadas en mi memoria.
El remordimiento quedará atormentandome.
Te dejaré ir tan fácil y sin que sepas lo que yo sentía.
Te quedarás con cada uno de mis poemas, con cada una de mis palabras, con cada una de mis caricias, con cada uno de mis besos.
Tú, te quedarás con ello y no podrá haber cosa igual.
Ahora, creó que lo nuestro nunca existió.
Tal vez fuimos irrisorios, no duró más de una fracción de segundos.
Mi tan imaginaria fracción de segundos preferida fue en la que tocamos el cielo con las manos, despegandonos del suelo.
Nos hizo sentir tan vivos, cuando... Nunca existió.
Tal vez lo mejor hubiera sido tocar el cielo con nuestros pies en el suelo.
Gran amor irreal, ya no estás, aunque no te hayas ido.
Ahora estás en mi olvido aunque aún pueda recordarte en ocasiones.
Fuiste y seguirás siendo como un verso escrito en arena, tal vez existió, pero nada lo prueba.
El gran viento de la realidad se lo llevará a donde va todo lo genérico...
¿La realidad?
Es que aquí terminó lo que nunca existió.
Ahora, puedes irte.
