Hoseok al sentir pasos alejarse decidió levantarse del frío pasto y partir al baño de hombres que había en campus y así lavar su rostro empapado en lágrimas y mucosidad -sí, aparte de tener cada facultad su propio baño tanto de hombres como de mujeres, la universidad también había decidido incorporar un solo lugar dedicado a la higiene personal de los estudiantes sin que estos tuviesen que cruzar todo el campus hacia la facultad más cercana para poder hacer sus necesidades.
Con el llanto aún presente; tomó su mochila y partió finalmente hacia su destino que se encontraba a unos cuantos metros del casino. Suspiró. Sería una caminata un tanto larga tomando en cuenta que el pelinaranja estaba geográficamente mucho más cerca del área de medicina y sus diversas ramas cuando el casino se hallaba dentro del radio de lo que vendría siendo el edificio de administración de Royal K, el cual por cierto, quedaba muy lejos.
Mientras caminaba llegó a su cabeza aquel chico de cabello castaño rojizo y sonrisa adorable. Hoseok sonrió lastimero.
Min Yoongi era el mejor amigo de Hoseok desde que este se encontraba dando sus semestres básicos en la universidad y así determinar si este quedaba o no para poder comenzar oficialmente su carrera universitaria como bailarín de Royal K. Durante ese tiempo Hoseok estaba bajo una presión arrasadora. Sus padres -sobre todo su padre-, se encontraban furiosos al ver que su único hijo varón había decidido ser lo que ellos llamaban un «desperdicio» al querer ser un bailarín profesional envés de los deseos de ambos: un existoso futuro empresario.
El pelinaranjo recordaba a la perfección cada maldita venenosa palabra dicha por su padre y madre; cuando su progenitor lo golpeó tras haberle manifestado que el baile era su pasión; la frase: «eres una decepción», por parte de su madre. Hoseok recordaba todo.
En su lengua todavía yacía la memoria ácida de su juventud; la alegría de cuando su tío le dijo que lo había inscrito en Royal K para dar los dos semestres de prueba básicos; recordaba su sangre, su sudor y sus lágrimas derramadas con tal de poder demostrar que él podía, que Jung Hoseok había nacido para entregar su cuerpo y alma al baile.Él todavía puede revivir en su mente el cómo lo conoció a él, como se topó con -en ese entonces- aquel pelinegro de carácter solitario, gruñón y melancólico.
Su cabeza se negaba a olvidarlo, porque fue Min Yoongi quien lo hizo alzarse contra los egoístas deseos de sus padres; quien le dio la fortaleza para seguir luchando y quedar entre los veintisiete seleccionados para comenzar su carrera; quien lo consoló cada vez que no podía con su vida; quien lo levantó cuando se hundía en sus penurias; su salvación; su primer verdadero amigo, y la persona que paró su corazón para luego hacerlo latir desenfrenado, clamando su nombre a cada que este bombease.Suspiró cansado al sentir nuevamente lágrimas caer de sus ojos. Enojado las retiró.
Hoseok nunca pidió que su patética vida se topara con la de Min Yoongi, pero lo hizo y está agradecido por haberlo hecho, sin embargo, él nunca de lo jamases siquiera pensó -muchísimo menos pidió- caer enamorado a los pies del actual castaño de reflejos semejantes al fuego. Nunca pidió amor, él pidió una amistad. Tal vez el universo se la ofreció y fue su terco corazón el cual moldeó las sonrisas y palabras de aliento sin ningún significado de por medio a poesía romántica. De ser así, quería arrancarse el corazón, insultarlo y golpearlo por ser tan imbécil, porque se lo merecía. Pasó sus manos por el rostro cansado. Lo que más lo enojaba consigo mismo de toda la mierda que lo hacía conllevar el peso de su latir, es que él sabía que Yoongi amaba a otro chico, él siempre supo de la existencia de Park Jimin, y por más que este lo sabía aún así le seguía doliendo como si le enterrasen una puta escoba por el culo cada vez que miraba los ojos enamoradizos de parte de Gasparín hacia Ken versión coreana.
Gruñó por lo bajo. Alzó la mirada y divisó a lo lejos la enorme -se le podría llamar- caseta de lujo que eran los baños. Decidió empujar la gran puerta de vidrio y caminar a través del pasillo de fina cerámica hasta toparse con dos puertas puestas una al frente de la otra. En una se mostraba una «M» en dorado con la puerta en negro y en la otra una «H» en plateado colgada de la puerta color rojo. Hoseok obviamente entró a la de color rojo. El interior se dio a relucir; un enorme y alargado espejo se mostró. Tiró su mochila al suelo y se inclinó sobre el lavabo de fino mármol. Observó su rostro rojizo y sus ojos hinchados. Rió.
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Joker │taekook
FanficEn un juego de cartas, él siempre está. Pues claro, es la carta más deseada, la que te puede llevar a la cima del cielo o hundir en el infierno. Jeon Jungkook era el Joker. Jeon Jungkook era aquella carta que podía en cualquier maldita baraja estar...