Con Andrew no estaba segura.

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Esa noche no pasó nada del otro mundo, al día siguiente partimos hasta la casa de mi madre, Andrew llevo su cámara, no se quería grabar, también compramos comida para el camino y unos CD’s para escuchar música de los 90’s.

Se estaba haciendo de noche y no íbamos ni por la mitad del camino, así que decidimos alquilar un hotel solo por esa noche, Andrew respetaba mucho mi privacidad y decidió dormir en el auto, yo dormiría en la habitación, y si algo pasaba solo debía llamarlo, era algo muy simple, también me dio la cámara para que grabara si alguien entraba a la habitación. Antes de irme a dormir coloque la cámara sobre la mesa de noche que estaba al lado de ventana frente a mi cama, con todo listo y grabando me fui a dormir, confiada de que no pasaría nada.

Me despierto a las siete de la mañana aproximadamente, miro hacia el auto de Andrew por mi ventana y puedo verlo dormir. De repente un olor horrible, pestilente y putrefacto se apoderó de toda la habitación, pensé que era una rata muerta, aunque no veía ninguna por la habitación. Tomé mi teléfono y encendí la linterna, era de día pero el sol no alumbraba demasiado, comencé a ver en los rincones, el baño y alrededor de la cama para ver si veía algún animal muerto, pero nada. En un descuido mi móvil se cae al suelo, y mientras caía la luz de su linterna apuntó por debajo de la cama, y pude ver algo extraño, así que tomé el teléfono y dirigí la luz hacia el suelo debajo de la cama.

Mis ojos quedaron tiesos al ver lo que allí había, era un cuerpo, las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro, al ver que era una niña, aproximadamente de ocho años, que poseía su cráneo atravesado por una llave inglesa y sus piernas cortadas, su cuerpo aunque no estaba en estado avanzado de descomposición si poseía un hedor hórrido. Su torso destrozado, no tenía pecho, y sus brazos tenían rasgaduras. Comencé a llorar, no por la niña, sino por miedo, ese bastardo me estaba siguiendo, era como un chicle en el zapato. Rápidamente llame a Andrew y la policía, al mismo tiempo me pidieron la cámara para ver lo que había grabado. Se le puede ver entrando a la habitación, con lo que parecer ser un saco enorme, y de él saca el cadáver de la chica y lo mete debajo de mi cama.

En ese momento ya tenía muy claro que ir a casa de mi madre no me daría más seguridad, y menos a mi madre, así que decidí que era mejor quedarme en mi ciudad. En el camino de vuelta llamé a mi madre, le expliqué más o menos lo que sucedía, decidí obviar algunos detalles para no preocuparla demasiado, ella sufre del corazón, por lo que si la estreso mucho podría morir de un paro. También hable con Andrew.

-Oye Andrew.

-Si Jess.

-Quisiera pedirte un favor más. –le dije mientras jugaba con mis manos y bajaba la vista.

-¡Si claro! Lo que sea Jess.

-Es que no tengo donde quedarme. Me preguntaba si…  –iba a seguir pero me interrumpió.

¿Quedarte en mi casa? Claro que puedes, hay suficiente espacio. –dijo mirándome como diciendo “lo que sea”.

-Oh Dios, Andrew, muchas gracias. –le respondí mientras lo abrazaba con cuidado de no distraerle del camino. –Te prometo que será temporal sí.

-No me lo tienes que asegurar, puedes quedarte el tiempo que quieras, además, sé que será algo temporal. –mientras decía esto me miraba y sonreía un poco.

La verdad es que me daba un poco de o mejor dicho, mucha pena pedirle tal favor a Andrew, lo había molestado demasiado los últimos días, me sentía un poco culpable, pero a él no parecía importarle. Esa tarde cuando llegamos a la casa de Andrew le dije que fuéramos a la casa de mi novio para recoger el resto de mis cosas, las cuales guardaríamos en el cobertizo de la casa de Andrew, pero me sentía muy cansada, solo le mandé un mensaje a Marcus diciéndole que un amigo iría por mis cosas, y le di a Andrew las llaves de la casa.

Me despierto, veo que todo es oscuridad, logro ver a través de una ventana y me percato de que es de noche, y recordé que llegamos a las cuatro, porque ya eran más de las siete.

No veía a Andrew por toda la casa, revisé mi teléfono y no tenia llamadas perdidas de él o algún mensaje, comencé a desesperarme un poco, estaba aterrada, es decir, ese loco enfermo podía estar por allí cerca.

Me encerré en la habitación de Andrew y me quede ahí esperando a que llegara, mis sentidos se agudizaron, podía escuchar hasta el más mínimo sonido, un mosquito, una mosca, una motocicleta cruzando la calle, el sonido que hacia el motor del refrigerador al arrancar, incluso el viento aunque todas las ventanas estuvieran cerradas. Luego de lo que parecieron horas pero de seguro fueron minutos, logro escuchar la llave de la puerta siendo introducida en esta, y girando para luego quitarle el seguro.

Todo ocurrió tan despacio y al mismo tiempo tan rápido que tarde un poco en calmarme, aun así después de ver que era Andrew me encontraba agitada. Siempre fui una persona fuerte pero esto lo había superado todo.

-Jess, ¿estás allí?

-Si, aquí estoy. –repliqué mientras salía del cuarto.

-Perdón por no dejarte un mensaje, tuve algunos retrasos en tu casa. –dijo mientras cerraba la puerta. –Ve a dormir si quieres.

-¿Retrasos?¿Marcus no quiso dejarte entrar? –pregunté.

-No Jess. –dijo mientras miraba hacia abajo, sacudía la cabeza y reía. –Cuando trate de salir tu puerta se trabó y tuvimos que repararla. –mencionó mientras aun sostenía su risa.

-Que raro, esa cerradura es nueva. –dije un poco confusa.

-Pues tienen fallos.

Los dos dejamos el tema de la puerta y me fui a dormir, Andrew se quedo abajo, imagino que para bajar mis cosas del auto.

¿Quien me acosa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora