07, The Scorch

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El sol sobre nuestras cabezas y la arena entrando por nuestras fosas nasales no eran el mejor escenario por el que habíamos pasado.

—¡Vamos, chicos! —animó Thomas. Nuestros pies se hundían en la arena mientras lográbamos subir una duna. En la punta de ella deshice el agarre de Winston para cubrir mi vista del sol —Ahí están las montañas, tiene que ser ahí —apuntó Thomas.

Faltaba demasiado, no podía observar el fin del desierto en el que nos adentrábamos. Era demasiado.

—Allá es a donde vamos

—Está muy lejos —dijo Newt

—Más vale que nos movamos —sentí a mi costado la pesada respiración de Winston. Observé de soslayo al chico: no logro dar un paso cuando su cuerpo se desvaneció junto a mi arrastrándose por la arena cuesta abajo.

—¡Winston! —todos nos acercamos a él —¡Voltéalo! —grité desesperada.

—Está malherido.

—Maldición, ¿Que haremos ahora? —Newt me miró esperando encontrar respuestas.

—Winston —dijo —¿puedes oírme? Tranquilo, todo está bien.

—De acuerdo, iras con nosotros, ¿oíste? —alenté —. No te dejaremos solos.

—Bien, tendremos que arrastrarlo. Podemos hacer algo algo con lo que llevamos puesto, no lo sé. Algo debe resultar.

—Si, tiene razón. _____ ayúdame con esto. Minho, tú del otro lado.

Levantamos al chico y lo recostamos sobre la camilla que había hecho con algunas pertenencias que habíamos encontrado en aquel lugar donde nos habíamos encontrados antes.

—Resiste, Winston —alenté tomando su mano. Newt y Minho se encargaron de cargarlo durante todo el camino hacia adelante. El sol quemaba en nuestros cuerpos y rostros sin piedad y el agua debía perdurar hasta encontrar algún lugar de donde tomar más.

—Thomas, sujeta sus piernas.

—Si, Claro.

Cubrimos nuestros rostros con algunos pañuelos que había encontrado en el refugio. El viento comenzó a soplar obligándonos a cubrir nuestras bocas, ojos y narices. Era difícil, el soplido nos impedía incluso continuar caminando.

—¡Debemos buscar refugio! —gritó Thomas desde atrás.

Me detuve a observar hasta encontrar un punto lo suficientemente estratégico; un lugar donde pudiéramos descansar sin ser vistos por Janson y su gente de CRUEL.

—Mira allá —apunté a Teresa —. Es perfecto.

Recosté mi espalda recibiendo el cántaro de agua para tomar un poco.

—No quiero sonar molesto, pero Winston no se ve nada de bien —soltó Sartén. Cerré mis ojos deseando no tener que estar pasando por esto. Los pasos de Teresa resonaron en la arena tras de mi hasta cruzar por el refugio en busca de Thomas.

El soplido del viento era lo único que se pronunciaba en ese momento. El pie de Minho chocó contra el mío obligándome a abrir los ojos para encontrar su mirada cómplice. Se puso de pie y camino unos metros más allá esperando a que lo siguiera. Observé a Newt antes de seguirlo, pero sus ojos sólo me habían esquivado para posarse sobre Sartén, quien dejaba caer la arena de sus zapatos.

—¿Que fue eso? —pregunté. No esperaba ver su sonrisa pero me había hecho sentir un poco mejor.

—No pensaste que moriría allá con todos esos mierteros, ¿verdad? —respondí a su abrazo cerrando mis ojos, sintiendo su aroma y su cuerpo sudado contra el mío. Asentí ocultando mi rostro.

—No puedo creerlo —resopló.

—¿Después que? —pregunté —El brazo Derecho y ¿que más?

—No lo sé. Thomas tampoco, primero tenemos que enfocarnos.

—¿Recuerdas a George? —pregunté luego de unos minutos. Minho asintió.

—No, no es lo mismo —respondió —Winston está bien. George estaba fuera de sus casillas. No compares.

—Está bien.

Volvimos a tomar asiento con el resto del equipo. Newt se notó un poco incómodo. El chico se puso de pie observando a Thomas y Teresa decidiendo interrumpir.

—¿Cuanto falta? —preguntó hacia ellos.

—Solo un poco más —respondió el otro.

—Eso no es muy convincente —comentó Newt volteando.

—Nada de lo que dice cuando está con ella me convence —confesé.

—A mi tampoco me agrada —soltó Minho.

—Oigan, chicos —todos miramos a Sartén, luego de eso a Winston.

—¿Winston? —el chico abrió sus ojos de un Segundo a otro y rápidamente tomó el arma con sus manos —¡No! —grité lanzándome sobre él quien había apuntado en su cabeza con la pistola. Afortunadamente el disparo se desvió fuera del escondite.

—¡Oigan, chicos! —gritó Sartén a Thomas y Teresa —¡vengan!

—¿Que pasó? —gritó Thomas

—¡Despertó, tomó el arma y trató de... —Winston se arrodilló en la arena lanzándome hacia un costado

—¡¿Que te sucede, viejo?! —gritó Minho apartándome de él.

—Winston, ¿Estas bien? —Thomas se acercó justo antes de que el chico vomitara frente a todos. Era sangre espesa y negra la cayó de su boca.

Me sentí angustiada, Winston se encontraba muy mal. Se recostó con su rostro hacia el cielo y con su respiración agitada. Todos nos detuvimos a observarlo. Abrió su boca para decirnos algo pero no lo lograba.

—Está creciendo... dentro de mi —Se levantó la remera.

Estaba en shock, él no merecía esto. Su cuerpo se convertía en uno de ellos, su piel ya casi no estaba y su color era oscuro como la sangre que había soltado. Me quedé en silencio sintiendo como mis ojos se tapaban en una delgada capa de lágrimas. No podía suceder ahora.

—No voy a sobrevivir —confesó. El silencio era largo, ninguna sabía que hacer o pensar y él no merecía este sufrimiento por culpa de aquellos que solo nos buscaban para capturarnos.

—Por favor —continuó —... por favor, no permitas que me convierta en una de esas cosas. Newt, ______...

Sartén observó el arma en su mano antes de volver a Winston. Newt... se acercó a Sartén tomando el arma. Mi cuerpo se estremeció, mis ojos corrieron a los de Winston y luego a los de Minho. Newt se agachó a su costado entregándole el arma en su pecho y acomodando su mano sobre ella.

—Gracias —dijo él —Ahora, váyanse de aquí

—... adiós Winston —oí a Newt. Apreté la mano de Minho con fuerza. Sus ojos chocaron con los míos, su respiración era más pesada. Ninguno podía creer lo que sucedía.

—Váyanse —Minho emprendió marcha sin soltar mi mano. Aquella la solté con fuerza acercándome al chico. Los ojos de Sartén brillaban al igual que los míos. Sus manos acariciaron a su gran amigo, temiendo que jamás lo volvería a ver. En mi corazón hubo un sentimiento de ira y decepción. Se suponía que todos llegaríamos juntos hasta el final; primero Chuck, luego Gally y ahora Winston. No estaba preparada para más pérdidas.

Mi mano tomó la de él con cariño. Su mirada me expresó dolor y cansancio.

—Ve —susurró. Quité las lágrimas de mis ojos y caminé tras los chicos. Thomas se encontraba de pie observándonos.

—Está bien —susurró Winston.

—Lo siento —Acaricié el hombro de Thomas haciéndole señas para continuar. Ambos nos miramos igual de quebrados en nuestro interior.

Caminamos uno tras otro por la duna mientras el sol se escondía a nuestro costado. De mis ojos no se iban las lágrimas y de mi corazón no se iba la sensación de agobio.

La bala retumbó en el silencio y nuestros pies daban fin a la caminata. Solo quedaba un recuerdo de tres años juntos encerrados en un laberinto. Adiós, querido Winston.

She's My Runner: The Scorch Trials | Minho | TMRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora