08, Lights

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Minho se encontraba sentado a mi lado mientras yo recostaba mi cabeza en su hombro. Estábamos todos frente a una gran fogata que habíamos encendido para pasar la noche y que Aris seguía alimentando de vez en cuando con algunos papeles y madera que encontraba cerca.

—Pensé que se suponía que éramos inmunes —dijo Minho jugando con una daga en sus manos

—No todos, supongo —agregó Teresa.

—Si Winston se contagió, entonces todos podemos estarlo —observé a Newt separando a Minho de mi costado. Todos nos encontrábamos curiosos.

—Nunca creí que diría esto —dijo Sartén con lágrimas corriendo en sus mejillas —... pero extraño el Área...

Teníamos que continuar. El sol sobre nuestras cabezas quemaba aún más que el día anterior. Todo estaba totalmente seco y el agua se había agotado. Apenas podía sentir mis piernas al igual que el resto de los habitantes. Minho lanzó la cantimplora sin agua con furia. Estábamos en el centro de la nada con un horizonte cubierto de montañas verdes. Ni una sola alma además de la nuestra. Completamente solos.

La noche volvía a caer y nosotros debíamos adecuarnos a las condiciones en las que nos encontrábamos. Quité la mochila de mi espalda para recostarme y apoya la cabeza sobre ella al igual que el resto. Ninguno soltó una palabra, estábamos hambrientos y sedientos. Sin ánimos incluso de sentir. Observé el cabello rubio de Newt y sus facciones antes de cerrar mis ojos por completo. El hizo lo mismo conmigo.

—Oigan... Oigan —oí antes de un gran quejido. Thomas se encontraba despierto —Levántense. ¡Levántense! Newt levántate, rápido. ______, vamos. Veo algo

Todos nos pusimos de pie observando el horizonte donde unas luces iluminaban en medio de la oscuridad a una distancia amplia.

—¿Que...? ¿Que es?

—¿Ven eso? Hay luces.

—Lo logramos —Newt aseguró observándonos a todos. El lugar se iluminó por unos segundos dándonos tiempo para contemplar una tormenta aproximándose. El ruido de los truenos nos obligó a observar del otro lado. Era enorme. Los rayos comenzaron a golpear contra la tierra.

—Vamos. Debemos irnos, vámonos.

—Minho toma tus cosas —dije acomodando la mochila en mi espalda.

—¡Rápido, Vámonos! ¡Vamos!

Comenzamos a correr. Los rayos caían cada vez más cerca de nosotros obligándonos a apresurar El Paso significativamente. El viento comenzaba a correr y las nubes a moverse con más facilidad

—¡Corran! —alentábamos. Cubrí mi cabeza sintiendo la tormenta sobre mi cabeza. Los rayos se estaban formando sobre nosotros y cayendo a nuestro alrededor.

—¡Sigan corriendo! ¡Vamos! —gritaba Thomas acercándose a Teresa quien comenzaba a quedarse de las últimas. De a poco nos fuimos encontrando con algunos autos viejos por todos lados, al igual que escombros.

Los rayos comenzaron a caer por sobre nosotros obligándonos a comenzar a esquivar. Estábamos frente al edificio, a un pelo de entrar en él.

—¡Entren al edificio! ¡Rápido! —gritó Thomas a mi costado. Lo observé por unos instantes y luego la silueta de Minho quedándose atrás de nosotros.

—¡Corre, Minho! —grité alentándolo. Su cabeza apuntaba hacia el cielo, los rayos estaban sobre nosotros —¡Minho! —volví a gritar observando al igual que él. El rayo cayó repentinamente entre nosotros y justo junto a Minho. No entendí como pero mi cuerpo cayó de un momento a otro sobre la arena. Mis manos se quemaron con el arrastre y un chillido de quedó en mi oído. No lograba oír nada y no comprendía nada. Todo estaba borroso a mi alrededor, y mi cuerpo temblaba sin motivo. Oí la voz de Thomas como si se encontrara lejos de mi, entonces di la vuelta. Minho esta tirado y humo salía de su cuerpo. Mi primera reacción fue gritar su nombre e intentar moverme para alcanzarlo. No distinguía si su pecho se movía o si estaba consciente. Tomé fuerzas y corrí hasta él, Thomas cayó a mi costado.

—¡Ayuda! —grité volteando con voz apenas audible. Newt tomó mi brazo apartándome de él junto a Aris. Entonces todo era como antes. Mis oídos se destaparon permitiéndome oír el desastroso sonido de la tormenta y los rayos cayendo alrededor de nosotros. Antes ambos tomaron a Minho y corrieron con él hasta el edificio. Thomas me levantó de la mochila y corrió a mi lado asegurándose de que entrara al edificio y que nadie quedara afuera.

Sartén cerró la puerta tras nosotros dejándonos en completa oscuridad.

—¡Acuéstalo! —grité tratando de dar con ellos —¡Cuidado con su cabeza!

—¿Quien tiene una linterna? —preguntó el rubio

—¡Minho! —grité cuando pude ver su rostro siendo iluminado por una linterna.

—Vamos —decía Newt. Thomas agarro al chico por su chaqueta intentando reanimarlo

—¡Vamos Minho! —decían.

—¡Vamos, Minho! ¡No puedes dejarme aquí sola! ¡Abre tus ojos maldito shank!

—Vamos, amigo —todos quitamos nuestras manos de encima esperando alguna reacción.

—¡Minho! —volví a gritar. Nos quedamos en silencio. Minho reaccionó soltando un gemido de dolor y moviendo su cabeza hacia un costado... maldito shank.

Mi corazón volvió a latir al igual que el de los chicos, si Minho volvía a la realidad entonces estaba segura de que no tendría más problemas. La respiración de todos se reguló gradualmente luego del suspiro.

—¿Estas bien? —preguntó Thomas muy atento a su reacción. Minho observó sus manos y preguntó:

—¿Que pasó?

—Creo que fuiste alcanzado por un rayo —respondió Thomas. El chico nos observó a todos y sonrió soltando una leve carcajada.

—¡Maldito, idiota! —solté eliminando la contención del cuerpo. No pude evitar golpear su pecho y abrazarlo.

—¡No, no, no! —quisieron detener ellos preocupados pero había sido tarde. Minho correspondió a mi abrazo un poco débil, quise sentir ese aroma tan característico de él, pero solo olía a un Minho quemado. Humo y ceniza  era el hedor que lo cubría. 

—Bien, ______. Vamos a levantarlo —dijo Newt.

—¿crees poder levantarte? ¿Si?

Me hice a un costado y entre ellos lograron ponerlo de pie. La sonrisa de Minho en ese instante fue lo que más odiaba, pero de eso se trataba, jamás lo vería tan serio si en cuanto a aventura y locura se trataba.

—Gracias chicos, _____. Ese golpe estuvo bueno, te enseñé bien.

Los chicos rieron al ver mi rostro luego de eso, pero la tensión comenzaría de nuevo. Teresa había llamado nuestra atención repentinamente observando en la oscuridad.

—¿Que es ese olor? —logré oír seguido de gritos. Todos habíamos gritado, estaban frente a nosotros, los Cranks. Nos pegamos todos iluminando a aquella criatura quien se encontraba encadenada y en la locura misma.

—¡Cuidado! —grité desesperada al ver que uno de aquellos casi se abalanza sobre mi, pero su objetivo había sido Thomas. Aquel no había logrado tocarlo incluso, estaban todos en las mismas condiciones. Con el tiempo logramos tomar en cuenta que ninguno podía alcanzarnos. Thomas iluminó con más profundidad haciéndonos entender que no eran dos o tres, eran cientos. Todos igual de desesperados, todos encadenados.

—Veo que ya conocieron a nuestros perros guardianes —oímos.

She's My Runner: The Scorch Trials | Minho | TMRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora