She's My Runner: The Scorch Trials | Minho | TMR

10, Marcus

Solté la soga para evitar un mayor impacto al momento de cruzar hasta el otro lado. La luz del helicóptero en el exterior había logrado dar con nuestra ubicación al notar que Minho venia tras de mi. No demoramos en quedar todos juntos esperando por Thomas y Brenda, pero ellos no se encontraban del otro lado.

—¿Donde están? ¿Por qué no vienen? —observamos a Aris preguntándonos lo mismo. Jorge estuvo en silencio unos minutos antes de comenzar a correr por lo que podría haber sido un edificio de oficinas.

—¡Rápido! Cuando la canción deje de sonar este lugar quedará hecho pedazos.

—¿No los esperaremos? —preguntó Newt deteniendo a Jorge. Aquella reacción había sido brusca, el hombre se detuvo y volteó molesto.

—Brenda conoce ese lugar como yo conozco su historia. Sabrá donde encontrarnos, si sobreviven. Nosotros no podemos quedarnos aquí ¿quieres que ellos te atrapen? Entonces ve y mueve tus malditas piernas y entrégate.

—Tiene razón —tomé al chico del brazo —, si Brenda y Thomas sobreviven, sabrán dónde encontrarnos. Nosotros debemos seguir.

—Oye Newt, si algo sé de Thomas, es que CRUEL jamás logra atraparlo. Vamos, viejo. No hay tiempo que perder.

Los ojos del muchacho claramente no iluminaban de la misma manera, pero se vio más tranquilo. Perseguimos a Jorge hasta sentirnos a salvo. La explosión del edificio nos había provocado un susto inmenso, no pudimos continuar sin mirarnos los unos a los otros esperando a volver a ver a Thomas del otro lado de la instalación. Teresa mantuvo su rostro serio todo lo que quedó de camino sin soltar una sola palabra. La expectación de que era lo que encontraríamos del otro lado nos carcomía vivos, sin embargo, tampoco queríamos entrar a la ciudad donde Jorge dijo que nos detendríamos. Una ciudad llena de Cranks no sonaba muy buena idea.
El sol ya estaba arriba. La gente comenzó a salir de los edificios gradualmente durante nuestro camino. Sujeté la chaqueta de Minho al observar con más claridad. La gente se paseaba de un lado a otro al igual que nosotros, como si la vida que llevaran fuese tranquila. ¿En algún momento recordarán la Llamarada? Probablemente, pero ¿como vivir en esta zona sabiendo que los Cranks podrían llegar en cualquier momento?
La zona A nos había dicho Jorge; la zona donde la gente convive e intercambia comida por otros intereses, un trueque. Nada comparado a la Zona B, donde los Cranks ardían en el fuego, donde estás completamente solo esperando por tu fin.
Entramos a lo que pareció ser una casa. Aquella no se encontraba en las mejores condiciones, pero podíamos quedarnos ahí a esperar por los chicos.

—¿Como sabrán que nos encontramos aquí? —preguntó Minho. Jorge dejó sus pertenencias a un costado mientras nosotros nos instalábamos en la habitación. Las ventanas dejaban entrar las Luz del día que por primera vez en algún tiempo podíamos disfrutar con un poco de tranquilidad.

—Ellos irán por Marcus. No saben que estamos aquí, pero se donde encontrar a Brenda. Hay que darles un poco más de tiempo.

—¿Y quien es ese? —me acerqué a Newt y tomé asiento a su lado. El chico tenía una pequeña herida en su muñeca derecha que al parecer molestaba lo suficiente como para llamar su atención.

—Un viejo amigo... él nos guiará al Brazo Derecho.

—¿No te sabes el camino? ¿Venimos contigo hasta acá rodeados de gente extraña y tú no sabes el camino? —Minho perdió un poco de su paciencia. Sartén y Aris se encargaron de tranquilizarlo. Jorge salió de la habitación por un poco de comida cerca del sector acompañado por Teresa.

—¿Cuando sucedió esto? —pregunté enfocándome en Newt. El chico apretó su mano en puño observando sus venas un poco hinchadas, pero parecía no doler más de lo normal.

—No lo sé, pudo haber sido en cualquier momento —me acerqué a las pertenencias de Teresa. Un pañuelo en el interior de su mochila había sido mi victimario. Lo tomé y corté una punta para envolver la mano de Newt en aquel.
Al costado pudimos encontrar agua, donde los chicos de inmediato hicieron una fila para beber. Limpié la herida de Newt y luego vendé la muñeca.
Teresa y Jorge no tardaron en volver con un poco de comida. Nuestros estómagos rugieron al recordar que se encontraban vacíos desde hace un tiempo.

—De acuerdo, comerán esto y saldremos en busca de su amigo y Brenda.

—¿Seguro sabes dónde encontrarlos? —el hombre asintió sacudiendo sus manos en su ropa

—La casa de Marcus, iremos hasta allá y saldremos con ellos de vuelta... un clásico —sonreímos al verlo disfrutar aquel sándwich al igual que nosotros.

—Creo que es tiempo —dijo Newt. Tomamos nuestras pertenecías y continuamos caminando hasta un extraño lugar. Un hombre cuya apariencia era bastante denigrante se paró frente a nosotros junto a dos mujeres bastante provocativas. Sartén no pudo evitar soltar un soplido al verlas frente a nosotros al igual que Minho.

—¡Jorge! Ya se que te trae por aquí...

—¿Donde está la chica? Brenda, ¿Donde está?

El hombre dudó su respuesta. El trago en su mano temblaba y sus ojos se perdían enseñando una sonrisa asquerosa. Las mujeres lo acariciaban y besaban su rostro como si fuese un rey. Probablemente ahora lo era en aquel antro. Jorgé golpeó su rostro y entró en el lugar sin rodeos.

—Ustedes, busquen a su amigo, rápido.

Entramos ensordeciendo nuestros oídos en la música que retumbaba con fuerza en todo el edificio. La gente era extravagante; caminé haciéndome espacio entre ellos buscando a Thomas pero no lograba dar con él.

—Iré por el otro lado —avisó Newt. Los invitados se acercaban a nosotros ofreciéndonos una serie de líquidos de colores llamativos, una persuasión bastante inteligente. Me acerqué a un costado negando con mi cabeza a la señal de Aris preguntando por algún resultado. Mi espalda estaba contra la muralla, mi visión se veía muy diminuta en ese instante. Un extraño olor y algunos gritos seguidos de aplausos llamaron mi atención: una pelea de Cranks. Se encontraban encadenados y peleando como si fueran mascotas preparadas para eso, pero ¿que más podrían ser? Seres completamente perdidos en el virus, sin conciencia, cordura o visión de las cosas. Solo un instinto desarrollado en la agresividad.

—¡Thomas! —oí entonces. Observé a Teresa correr entre la multitud y luego desaparecer en ella. Corrí siguiendo su camino hasta encontrar a la gente haciéndose a un lado sin importar lo que sucedía. Thomas estaba en medio de la fiesta tirado en el suelo con sus ojos cerrados. Jorge y los chicos no tardaron en llegar hasta nosotras. Brenda venía con ellos.
En sus brazos llevaron a tomas hasta un costado recostándolo en un sillón. Un disparo al aire fue la señal de Jorge para llamar la atención de todos en el antro.

—¡Muy bien, todos! Abandonen el lugar. ¡Ahora! —otro disparo y los gritos se hicieron presentes, la música se detuvo y el lugar quedó completamente vacío dejando al extraño tipo frente a nosotros con el ceño fruncido —Y tú, maldita rata de basura —continuó.

Minho encontró una silla y Sartén una cuerda perfecta para atarlo. La interrogación fue bastante agresiva, Thomas aún tenía sus ojos cerrados y su cuerpo insertado en el sueño. Me senté junto a Newt a observar del espectáculo, Minho atrajo una silla junto a mi y se detuvo al igual que nosotros.  La interrogación comenzó con un buen golpe en el rostro de Marcus. Tuve que correr mi vista, la imagen había sido un completo disgusto. Minho se puso de pie en dirección a Thomas

—Lo siento, van a tener que dejar mi casa —respondió él al golpe. En un instante, Thomas llegó a nuestro costado

—Thomas —solté de impresión.

—Estuviste teniendo diversión, ¿ah? —comentó Newt. El chico observaba la imagen

—Escucha —continuó Jorge —, no disfruto golpeándote. ¿Donde está el Brazo Derecho, Marcus?

—Espera, ¿Este es Marcus? —preguntó Thomas. El hombre rió de soslayo

—Que chico más listo, ¿Son ustedes los cerebros de la operación? —Jorge lo tomó de su cabello

—Sé que sabes donde se esconden, así que dime y haremos un trato. Puedes venir con nosotros.

—Quemé ese puente hace mucho tiempo. Además, hice mi propio trato. Tú eres quien me enseñó a jamás perder las oportunidades

—¿De que esta hablando? —preguntó Newt