Capítulo 8. Hikari y Yamato

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Capitulo. 8 (Hikari Yagami / Yamato Ishida)

"I've been looking sad in all the nicest places. I see you around in all these empty faces"

No. No estaba espiandole, en absoluto. Simplemente había terminado paseando por el mismo parque en el cual su hermano menor le comentó se vería con su novia, no se trataba de algo premeditado, sino que la mención del lugar le pareció una idea maravillosa con el clima de aquel día, con la poca tarea que tenía y que no había ensayo con su banda.

-¿A quién engañas, Yamato?- se replicó mientras sus largos dedos se deslizaban por su rostro.

Había cancelado el ensayo, dijo que tenía tarea pero pospuso la misma porque se convenció de que quería dar una caminata, cambiar la rutina pero eso también era mentira, sólo quería verla a ella, verla sonreír, observar como sus mechones eran removidos por el suave viento y el sol iluminaba su rostro. Aunque eso tampoco estaba sucediendo, porque sí, le estaba mirando, pero la menor de los Yagami tenía la vista fija en sus manos, unas que temblaban tenuemente y sus cabellos castaños cubrían su rostro, impidiéndole al joven que le diera el vistazo que tanto quería.

Esa no era la Hikari de siempre, esa no era la portadora del emblema de la luz y su hermano no estaba ahí como le había dicho.

Un par de zancadas después unidas a serias reprimendas mentales sobre como eso era una mala idea fueron lo que lo llevaron hasta ella. Sus manos escondidas en sus bolsillos y los labios tensos en una fina línea.

-¿Qué hizo?- porque sí, en el mundo de Ishida no había una sola cosa que ella pudiese hacer mal. Por ello la chica sonrió y alzó su cabeza lo suficiente para poder mirarle. En ese preciso momento las mariposas del estómago de Hikari aparecieron y Yamato luchaba por convencerse de que no había sentido nada parecido.

-Entender que ya no sentía lo mismo por él.

No había una pizca de molestia en su voz, tampoco de angustia, quizá sólo nostalgia por el tiempo que pasaron juntos, pero eso no llegó a ser notado por su interlocutor ya que sus pensamientos se habían quedado en el contenido explícito de su respuesta.

Ya no sentía lo mismo por TK, por su hermano...habían terminado y él no debería de estar tan emocionado. Debería de decirle que lo lamentaba, buscar al joven de cabello como el suyo para consolarlo, al final de cuentas eso es lo que haría un buen amigo y hermano mayor, pero no, se encontró tomando asiento a su lado. Sus manos rozandose sobre la banca hasta que unieron sólo sus dedos meñiques, aquel mínimo agarre sintiéndose aún más íntimo que aquel día en el bosque. ¿Por qué? Porque Hikari ya no era ajena.

Pero él todavía lo era.

Entre la espada y el deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora