Capítulo 12. Taichi Yagami

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Capítulo 12. (Taichi Yagami)

"I'm still a mess but you hold on
Don't know just why you do
But I know I'm better with you" Jesse M.

Le había tomado un par de minutos, pero lo entendió, incluso antes de que el más joven de los rubios atravesara la habitación para salir, luciendo como si el mundo acabara de derrumbarse bajo sus pies. Y aunque se sintiera mal por el muchacho, no dejaba de sentir que una especie de alivio al entender que Sora no había arrojado todo a la basura por una tontería, porque no había algo que arrojar. Eso se había terminado mucho antes de que ellos se dieran cuenta.

Aún estaba sumido en sus pensamientos, un atisbo de sonrisa en sus labios, la espalda arqueada contra la pared y sin la menor idea de que ahora había más de un par de ojos sobre él, pero ninguno con tanta insistencia como los de Sora, que deseaban que se volvieran hacia ella. Y lo hicieron, no por voluntad propia, sino porque ella le llamó. Ni un poco de tristeza en su voz, solo esperanza, misma que Yagami deseaba que no estuviera ahí.

-No- replicó con un movimiento de cabeza para reafirmar sus palabras.

Ella no necesitaba decirlo, pero él sí.

Los orbes de Takenouchi siempre habían sido bastante expresivos para el castaño, por lo que captó como le pedía que se quedara, que le escuchara, como Yamato no era un problema para que ellos pudiesen estar juntos. Pero ahí residía lo que Sora no entendía. Ishida no era el obstáculo, no lo fue cuando le confesó sus sentimientos días atrás y tampoco cuando le besó, siempre había sido él mismo, siempre lo sería.

Otra negación con la cabeza, una que hizo que la pelirroja escuchara el sonido de su propio corazón rompiéndose, joder, que casi el líder podía escucharlo.

Atravesó la sala mientras soltaba un muy bajo "adiós", "gracias" y "despídanme de esos dos". No le preocupaba su hermanita en esos momentos, contrario a lo que todos pensarían, lo entendía, sabía que estaba en buenas manos. Claro, aún así le daría un golpe al rubio por no habérselo contado primero, pero fuera de eso estaba bien.

Apenas tenía un pie fuera de la puerta cuando escuchó las palabras de Sora.

-¿Qué es lo que estás evitando?

Una baja carcajada escapó de sus labios porque de cierta manera estaba en lo correcto. SÍ, sí que estaba ignorando algo, lo había estado haciendo por mucho tiempo ya, solo que no era lo que su amiga pensaba.

-Tienes razón, es hora de que haga algo –estipuló al tiempo en que levantaba la vista, sus orbes pasando de quien le había hablado y dirigiéndose hacia la castaña que también le miraba sin comprender lo que sucedía y lo que le provocaba todo aquello. –Mimi, ¿quieres que te lleve a casa?

Koushiro no pudo evitar reír, los labios de Sora quedaron entreabiertos ante la verdad que le había caído encima y la aludida mordió con fuerza su labio inferior.

Entre la espada y el deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora