Entre la espada y el deseo.

Capítulo 11. Hikari, Yamato y Takeru.

Capitulo 11. (Hikari Yagami/Yamato Ishida/Takeru Takaishi)

"I'm not tryna ruin your happiness
But darling don't you know that
I'm the only one for ya?" Shawn M.

En la mente de Hikari aquella escena no era más una demostración de amor, uno correspondido, no como que ingenuamente creía que existía entre Yamato y ella, pero lo estaba entendiendo mal, porque sí, era una demostración de amor, una de él hacia ella, una de lo que Sora sentía hacia el líder de los elegidos. ¿Pero cómo iba a saberlo cuando fue directamente a encerrarse en el baño del departamento? Takeru abalanzándose detrás de ella, llamándola y temiendo que el corazón de su ex novia estuviese tan roto como el suyo.

La puerta se cerró frente a las narices del rubio, mismo que entonces dejó resbalar su espalda por la puerta hasta tocar el piso, sabiendo que la castaña había hecho lo mismo del otro lado. La cabeza de ambos contra la madera, conscientes de la presencia del otro a escasos centímetros pero aún así sintiéndose mejor en silencio que intentando entablar una conversación.

Mientras tanto en la sala las miradas se dirigieron hacia el camino que aquel par había tomado, sin saber qué es lo que había pasado, es decir, todos menos Ishida. Podía entender la impresión que se había llevado la hermana menor de los Yagami y por el momento no creía poder hacer algo. ¿Cómo iba a correr detrás de la chica que hacia su corazón saltarse un latido cuando su hermano menor, el antiguo novia de ella, estaba junto a ella? ¿Cómo iba a hacerlo con Sora aún a su lado y su mejor amigo a escasos pasos de distancia? Simplemente no creía poder hacerlo. No era sensato, ¿no?

Eso pensaba él pero la pelirroja no pensaba lo mismo, ya que colocó una mano sobre su hombro para llamar su atención, una tenue sonrisa en su rostro, casi de complicidad. –Él lo sabe tanto como yo, así que ve y ahórrale la tortura de convencer a la chica que aún le gusta que tú sientes algo por ella.

Una ronca risa salió de los labios del muchacho, vaya que había sido estúpido al creer que la persona que más le conocía pasaría por alto la forma en que miraba a Hikari.

Y nuevamente en el pasillo, en ese cuarto de baño, podías ahora escuchar a Takaishi pronunciar el nombre de la chica cada cierto tiempo, como una oración para que dejara de llorar, pero el llanto no se detuvo hasta la décimo sexta vez que escuchó su nombre, nuevamente sonando a plegaria, pero de otros labios, de aquellos por los cuales todo había comenzado.

La espalda de Yamato era la que se encontraba contra la puerta en esa ocasión, ya no podías escuchar el llanto de la chica de orbes chocolate, pero sí la pesada respiración de ambos al comprender que finalmente su momento había llegado.