Razzle | BNHA | Katsudeku

Capítulo X. Te amo

━ ¡¿Corres a buscar a otro?! ¡¿Esa es tu forma de solucionar las cosas?! ━ gritó Katsuki tomándolo del cabello obligándolo a entrar más al departamento

━ D-Detente, me lastimas ━ hablaba tratando de zafarse pero solo se hacía más daño, no quería esto, de nuevo no.

━ Mierda, ¿sabes todo lo que hice? ━ gritó, por fin soltándolo pero azotándolo en el suelo.

━ ¡Espera!━ exclamó desesperado al sentir el fuerte impacto en su espalda al caer. Se levantó rápido a medias, alejándose lo más que podía ━ Hablemos, por favor, hablemos

━ No quiero oírte. ━ comenzó a caminar hacia el chico que lo veía temeroso

━ Hablemos ━ dijo una vez más tratando de alejarse, pero llegó a la pared y ya no podía retroceder más.

Katsuki se acercó e impactó un golpe sobre su rostro y otro en su abdomen y por la fuerza, hizo que Izuku tambaleara.

━ Kacchan, e-estás muy ebrio, detente ━ intentó hablar recargando por completo su cuerpo en la pared, mientras veía las numerosas botellas de licor vacías en la sala y se abrazaba el estómago.

Sin escucharlo, el rubio lo jaló del brazo y lo impactó contra el sillón, subiéndose sobre él inmovilizándolo.

Urgó con su nariz suavemente en el pecoso cuello del chico, olía y los roces enchinaban su piel. Se electrificó cuando su lengua le empezó a lamer.

Tenía miedo, mucho miedo.

Pero de pronto, un dolor desgarrador surgió donde Katsuki lamía. Le estaba mordiendo con todas sus fuerzas.

━ ¡Duele! ¡Detente, detente! ━ suplicaba, pero el contrario parecía aumentar la fuerza en su mandíbula.

Izuku se retorció hasta que sintió que le soltaron. Instantáneamente, forcejeó para quitárselo de encima pero el dolor en su abdomen le impedía levantarse.

Debido a esto, Katsuki le tomó de las manos y las subió sobre su cabeza para después pescar sus labios con los suyos en un choque feroz de lenguas, tan desenfrenado que era difícil considerarse beso, donde le mordía la lengua y los labios, haciéndole gemir y sollozar del dolor.

━ Eres mío ━ dijo firme sobre su oído para asegurarse que le escuchara.

Miedo, dolor y suma tristeza invadía la mente del chico que era sometido debajo del cuerpo de su novio.

Las lágrimas caían sin cesar, de nuevo.

Las últimas semanas se fueron a la mierda.

Continuaba recibiendo golpes a lo largo de su piel, producto de la inconsciencia del rubio.

Los golpes continuaron y no sabía hasta qué punto dejó de sentir: si de verdad se detuvo o si perdió el conocimiento a mitad de la tortura.

...

La mañana abrazaba al anochecer, llevándose toda la oscuridad, los recuerdos y las promesas rotas.

Los oscuros recuerdos.

Su cuerpo lastimado se retorcía de dolor, con cualquier movimiento sentía un jalón en el estómago, un fuerte desgarre. No se podía ni parar del frío suelo.

Una vez más ahí estaba, lamentándose todo. Cayendo de nuevo en la mentira, creyendo que todo por fin estaba tomando un buen rumbo.

Pero no, con él nada toma un buen rumbo.