Capítulo 10

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Perrie

Mi espalda chocó contra la pared mientras recibía pequeños besos de parte de Michael sobre mis labios.

¡Había sido una velada realmente mágica! Me había llevado a cenar, después al cine y al último me había acompañado hasta mi casa, sólo que el beso de despedida se prolongó un poco más y él y yo habíamos terminado dentro de mi casa, besándonos suavemente.

Hoy cumplíamos 6 meses de novios, y no iba a negar que me sentía maravillada pues Michael era mi segundo novio. Me parecía increíble el tiempo que llevábamos juntos, y se nos etiquetaba como la pareja perfecta.

-Te amo, Perrie-murmuró contra mis labios con la voz ronca, segundos después volvió a besarme con un poco más de brusquedad.

-Y yo a ti, Mike- logré decir entre besos mientras que sus manos sujetaban con fuerza mi cadera.

Mordió mi labio inferior con brusquedad y después se separó de mí un poco.

-¿En verdad me amas, Pezzy?-dijo acariciando mi mejilla. Asentí frenéticamente-. Demuéstramelo.

Lo miré confundida.

¿Demostrárselo? ¿Cómo podía demostrárselo? ¿No era suficiente con lo que ya hacía?

-¿C-cómo?-pregunté mientras sonreía de lado.

Sus manos viajaron hasta mis piernas y comenzó a meterlas debajo de mi vestido. Me paralicé mientras que él me tocaba sin remordimiento alguno.

-Vamos a tu habitación, princesa-murmuró contra mi cuello.

Puse ambas manos sobre su pecho y lo empujé con fuerza haciendo que se tambaleara un poco.

-No, Mike-dije tranquila.

Yo era virgen y en definitiva no me sentía lista para entregarle esa parte de mí a Mike, por más que lo amara.

Sus ojos azules se oscurecieron y me miró con furia pura reflejada en ellos. Tiró de mí y luego me azotó de nuevo contra la pared dándome un buen golpe en la cabeza.

-¿No?-gruñó mientras se inclinaba haciendo que su nariz rozara la mía.

-N-no quiero, Mike-dije sintiendo como el temor crecía en mí.

No conocía a este Mike, era un lado nuevo de él y me daba miedo. Quizá sólo era un momento y pronto pasaría, era cuestión de guardar la calma.

-Pues lo haremos, quieras o no-gruñó levantándome y subiéndome sobre su hombro.

Comencé a gritar y a patalear mientras golpeaba su espalda. El miedo crecía en mí porque ahora sabía que no se le iba a pasar. Él comenzó a subir las escaleras, conmigo colgando de su hombro, y en cuanto llegamos al segundo piso, se metió a mi habitación.

Me lanzó sobre la cama y lo miré con temor mientras se quitaba el cinturón para después bajarse los pantalones.

-Mike, no... -musité mientras me movía por la cama para alejarme de él.

-Te bajas de la cama y las vas a pagar-dijo él. Tragué saliva y me senté en la cama recargándome en la cabecera. Terminó de desvestirse y luego se acercó a la orilla de la cama-. Ven aquí.

Negué con la cabeza.

-No quiero, Mike-musité- Tú no eres así.

Él rió amargamente, y luego me miró divertido.

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