Capitulo 1 - quiero un amigo

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han pasado 10 años desde que Chisini llego a la vida de Anippe, el pequeño crecía llenando de dicha y alegría la vida de ella, quien para agradecerle, le daba todo lo que quería, al pequeño nunca le faltaba anda y lo que quería, lo tenía, sin nunca volverse malcriado pues pedía cosas simples

Aunque lo único que siempre pedía, pero no le daban era un amigo, no había más niños en el palacio, solo los guardias y la servidumbre, él se sentía solo mientras su madre atendía a los visitantes que llegaban con presentes lujosos y enormes pidiendo favores de Anippe

Anippe, era una poderosa bruja, la hija favorita de los dioses, conocida por todo el mundo, ella era lo que todo un hombre deseaba, belleza y poder. Miles de reyes de distintos lugares, iban a pedir su mano, le llevaban obsequios como carruajes hechos de oro sólido, comida exótica, gemas preciosas, ella siempre contestaba ¨lo pensare¨

Y conservaba los regalos que recibía, pero con el primer muestra de debilidad o si cometían un error y provocaban que ella no los quisiera ver, tenían suerte si salían vivos de su palacio. Muchas veces, el pequeño Chisini le gustaba espiar desde detrás del salón del trono, para ver a las personas que llegaban, ver qué tan graciosos se veían con sus ropas raras y los colores extraños y desconocidos.

Chisini siempre le pedía a su madre si podía ir con ella a ver a os visitantes y ver si había algún regalo que le gustase, pero ella siempre decía ¨no, no puedo dejar que los demás te vean, sabes que aún no controlas bien tus habilidades y podría haber un accidente¨

Pero Anippe no era así con su hijo porque no lo quisiera, lo amaba con su alma, pero sabía que él era bello, como una pequeña estatua hecha del mármol más fino, y no quería que nadie lo lastimara, pues conocía a las personas y como eran con las cosas bellas. Lo bello, era hurtado y encerrado, o a veces destruido, para que nadie más pudiera tenerlo, no iba a dejar que lastimaran a su hijo, cualquiera que lo intentara, terminaría muerto.

Ella sabía que su hijo aún era muy inocente, ya habían pasado 100 años desde que lo había recibido, pero aún se veía como un pequeño de 10, era inocente y puro, como agua cristalina sacada del fondo del rio Nilo. Era perfecto su pequeño, sus ojos azules como la misma noche, su cabello negro como el ébano, su piel del color de la arena del desierto pero tan suave como la seda. Eran tan hermosos como su madre, con ojos verdes como esmeraldas, piel del color de la arena, pelo negro como la noche pero tan brillante como el mismo sol.Tenía unos 295 años ya, desde que había nacido, pero aún era tan joven y radiante como si hubiera salido de un cuadro o hubiera sido hecha por el mejor artesano.

Cualquier cosa que Chisini quería, solo tenía que pedírselo a su madre, ya fuera vestido de seda, corona de diamantes, sandalias de oro, cualquier cosa. Anippe, cada vez que se acercaba el cumpleaños de su hijo, se aseguraba de solo aceptar regalos que pudieran ser usados por su hijo, si llegaban concubinas, las rechazaban, no las necesitaba su hijo, apenas era un niño

Pero si llegaban juguetes, carruajes, ropa, animales exóticos, los aceptaba e incluso les daba un favor a quienes la complacían, si ella era feliz ella hacia lo que pidiera- mientras no tuviera que yacer con ellos ni casarse.

Chisini siempre tenía todo, tenía miles de mascotas exóticas: elefantes, tigres, osos, camellos, caballos, pavorreales, palomas, gatos, perros, conejos, etc.

Su habitación era más grande que la del mismísimo faraón, tenía muebles, una cama, sus mascotas, sirvientes, una azotea, una puerta para su jardín privado

Los únicos amigos que tenía eran los animales, incluso les había puesto nombres a cada uno de ellos, y hablaba con ellos algunas veces, aunque ellos no le contestaran

Él era feliz así, su animal favorito era su tigre, a quien había llamado Beb, lo había tenido desde cachorro y lo había entrenado para dejarse montar y ser como un gato domestico.Con el tiempo, aprendió el idioma de los animales, les parecía más interesante que el de los seres humanos, porque ellos eran honestos, leales, sensibles.

Pero aun así, a él le encantaría está sentado con su madre, viendo las personas que llegaban a visitar el palacio buscando los favores de ella

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