Prólogo.

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¡Ah, nada mejor qué mirar la puesta de sol debajo de un bonito árbol! No todos los días puedes hacer ésto.

Disfrutaba esta parte del día, aprovechaba la sombra del árbol más frondoso del jardín del instituto para mirar pacientemente la escondida del sol, era lo más hermoso de la naturaleza... Claro, después de Stuart.

-Hey, ¿qué tienes?

Alcé la mirada, y ahí estaba, con una sonrisa que transmitía seguridad, reflejando en su mirada una calma y una paz que sólo podía mirar en sus ojos.

-Nada, yo sólo... miro la puesta de sol -suspiré hondo y eché mi cabeza hacia atrás.

-¿Puedo acompañarte? -dijo amablemente.

No pude decirle que no, me hice un poco al lado para que él pudiera sentarse, cuando lo hizo, me miró compasivamente y acarició mi mano.

Enrojecí como nunca; tenía un presentimiento totalmente bueno de esto, algo pasaría.

-Me pareces tan linda, Noodle.

Amé la forma en cómo dijo eso, pensé que seguiría seduciendome, pero de un momento a otro, su cara estaba muy cerca de la mía.

Espera, ¿ésto no va muy rápido?
¡A quién le importa!

Pensé que era mi oportunidad, me acerqué yo también, estábamos tan cerca de hacerlo.
Sentí su respiración más cerca que nunca, cerré mis ojos para disfrutar más lo que estaba por pasar.

Me asusté al no sentir nada tras unos segundos, cuando abrí los ojos, grande fue mi decepción al mirar el techo de mi habitación.

-¡Ay, no, no me digas qué fué un sueño!

Cubrí mi cara y miré la hora.

Me recosté de nuevo y me lamenté.

¡Ámame, Stuart Pot! ¿Acaso no ves cómo me tienes?
A-tra-pa-da en tu jodida perfección.

Trapped. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora