~ C A P Í T U L O O N C E ~

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<{Pasará}>

Mis lágrimas desbordaban, desesperadas por salirse de mis párpados; eran lágrimas amargas, de frustración y soledad aún teniendo a tanta gente apoyándome.

Tres personas no es una multitud...

Mi madre estaba en casa cuando Stuart y Adaline me trajeron, me miró en el estado en que venía e hizo que me recostara en mi habitación.

Y aquí estoy. Absolutamente abatida por dentro, esperando a que ellos vengan de nuevo a verificar mi estado y a ayudarme con los pétalos que aún salen de mi garganta.

Sigo sin entender ese ataque, según yo todo estaba de lo mejor; viento en popa para deshacerme poco a poco de mi estado de negación y pasar al siguiente: hacerme fuerte, pero parece que mi hanahaki simplemente quiere que la gente me vea raro y diga, miren, la traga pétalos.

Los escuché hablar seriamente, comprendí ciertas palabras que me ponían peor de lo que estaba.

Internado.

Médico.

Revisión.

Operación.

Me abracé a mi misma.

Según lo que leí, si lo que sea que esté dentro de mí que cause la salida de los pétalos es extirpado con operación, este se iría junto a mis sentimientos.

¡No quiero ser un puto monstruo!

Lloré aún más, tenía técnicamente la cuchilla en la garganta buscando una flor dentro de ella, y eso no lo permitiría.

Pero no había otra forma.

Punto número uno: no cortaría mi propia garganta.

Punto número dos: no dejaría que corten mi garganta.

Y tres: no sufriré por el resto de mi vida.

Debo hacer que 2D me corresponda.

¡Y sé cómo lo voy a lograr!

¿¡Cómo!?

...

Creo que no lo sé... Y nunca lo sabré, por lo que estoy más que entre la espalda y la pared.

De la nada sonreí, tal vez me llegó el pensamiento de que podría ser una de las últimas veces que lo podría hacer.

Tocaron mi puerta, accedí a que entraran, era mi madre, con el ánimo por los suelos y Stuart detrás de ella.

¿Cómo te sientes? —tocó mi frente buscando algún signo de fiebre— ¿Necesitas algo?

Negué, luego miré a Stuart.

¿Podrías dejarme a solas con Stuart un momento?

Mi madre no dijo nada, pero vió a Stuart para luego alejarse, cerrando al último la puerta.

Vaya día —abrí la conservación— ... Muchas gracias por ayudarme aún por cómo los traté...

Me sentía realmente agradecida con él, pero no tenía forma de demostrárselo más que con una seria explicación.

No te preocupes por ello... Por eso soy tu amigo, de no haberlo sido nadie te hubiese ayudado.

Me abrazó fuertemente como si fuera a escaparme.

Qué es lo que menos quiero en este momento...

Escucha —llamé su atención al separarnos— … tengo algo muy importante qué explicarte y quiero qué hagas lo qué hagas, no lo hagas por lástima...

El afirmó con la cabeza, y yo, aún temerosa, comencé a explicarme, siempre fiel a mi honestidad.

Tengo hanahaki... Tranquilo, no se contagia —bromeé, como si fuera un buen momento para hacerlo—, y eso es básicamente lo que viste hace rato, me hace toser pétalos y medio morir.

Stuart miró al techo, y de inmediato tomó mi mano.

Pero... ¿por qué?

Reuní todo el valor que pude y aún así me sería difícil decir lo que tengo encerrado en mí desde hace un tiempo.

El hanahaki sólo tiene una causa... el amor no correspondido...

Concluí, él me miró y suspiró tristemente al saber lo que en verdad pasaba.

Katsumi... ¿por qué nunca hablaste?habló, como reclamando.

Porque tú... Ahora no lo sé... Miedo, tal vez...

Stuart me soltó, se hincó en el suelo y cerró los ojos.

Lo que haré se llama infidelidad y sé que no curará todo este lío, pero por lo menos sabré que no te tengo lástima al hacer esto...

Ni siquiera me dejó hablar cuando juntó sus labios con los míos.

Fue efímero, pero fue el beso que más espere durante toda mi puta vida.

Se levantó, me sonrió y salió de la alcoba.

Me recosté de nuevo, a esperar no solamente a morir, sino, a saber lo que pasará después de esto.

Trapped. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora