~ C A P Í T U L O C I N C O ~

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<{Vómito>}

Ahg... el día no podía ser más mierda...

Desperté de una eterna, calurosa y aburrida noche que aún parecía no terminar un horrible mareo y náuseas que apenas me permitía ponerme en pie.

Del tocador tomé Aspirinas, tomé tal vez tres antes de recostarme nuevamente.
Pero era lo mismo, el malestar seguía allí.

Será sólo hambre...

Bajé tambaleante las escaleras hasta la cocina; con todo a oscuras, era como si las cosas me dieran vueltas.

Toqué mi frente y estaba sudando, mis párpados caídos y tenía un amargo sabor en el paladar... este día no iría a la escuela.
Le avisaría a Stuart, pero puede que esté muy ocupado con Ada, así que al demonio.

Busqué comida, y encontré bebida, pero no viceversa.

Peor es nada...

Me serví un vaso de jugo de naranja y tomé asiento antes de que me pasará un accidente.

Apenas agarré el vaso para beber, una náusea aún más intensa que las anteriores cruzó mi estómago, algo se aproximaba a salir de mi garganta...
Tan repentino que ni siquiera me pude levantar para hacer el intento de llegar al baño.

No me resistí, cerré los ojos y lo dejé salir.

Esto... no se siente como vómito...

Los abrí esperando encontrar sobre la mesa un desastre multicolor que después tendría que limpiar.
Pero nada de eso.

Mi boca comenzó a temblar de una temerosa manera, igualmente mis manos, mis brazos y mis piernas.

Miré a todos lados esperando no encontrar a nadie más observando el tan tétrico espectáculo que daba.

Mi respiración se aceleró, sin darme cuenta, hiperventilaba, una sensación fría se apoderó de mí espalda, y después de mi cuerpo entero.

Acerqué mi mano.

Por favor, que esté soñando.

Imploré.

Nada de lo que esperaba ver estaba presenciando, era sumamente raro y me hace ponerme nerviosa lo que veo.

Lo tomé entre mis dedos.

Aquél pétalo rosa pastel que había salido de mi y se deshizo instantáneamente después lo toqué...

No tenía ni la menor idea de lo que ocurría, pero sin duda... era extraño...

Comencé a correr, subí las escaleras a velocidad supersónica hasta mi habitación y cerré hasta con seguro la puerta, tomé una cobija, me cubrí con ella todo el cuerpo y me escondí en un rincón.

Ojalá nadie me haya visto...

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